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Opinión: El vallenato sí construye identidad en el Caribe

Por: Jossy Esteban Landero Olivera - Estudiante del doctorado en ciencias sociales de la Universidad del Norte.
Tomado de: Las2Orillas

La región Caribe colombiana respira música de acordeón y más concretamente vallenato, y eso no es una metáfora. La última Encuesta de consumo cultural demuestra que el vallenato es el género musical más escuchado en el país (DANE, 2017). Y no puede ser de otro modo, puesto que nuestros compositores tienen canciones para cada ocasión. Para estas fechas de noviembre y diciembre se escuchará con mucha frecuencia “Mensaje de navidad” (estrenada en 1980) del maestro Rosendo Romero, y seguramente también sonará con frecuencia “Bendito diciembre” (1984) de Rafael Manjarrez. Las dos composiciones llevan cuatro decenios alegrando las navidades de sus oyentes.

Existen otras canciones que hacen parte de la cotidianeidad y forma de expresarse de los colombianos, particularmente los de la Región Caribe. Por ejemplo, la canción para los progenitores amados, “Lo más lindo del mundo”, de Romualdo Brito; también en este sentido la composición “Los caminos de la vida” dedicada a una madre amorosa y abnegada. Hacen parte de nuestro acontecer otras creaciones como “Mi gran amigo” de Camilo Namén, elegía al padre y amigo que jamás se olvidará. La canción dedicada al ahijado que ha perdido su padre, “Mi ahijado”, de Diomedes Díaz, donde se resalta el valor del compadrazgo. Caso curioso es la composición que se ha convertido en el “himno” de los intensos que se esfuerzan obstinadamente por obtener el amor de la mujer esquiva, lleva por título “Simulación” y es de Rafael Manjarrez.

Podría extenderme y dedicar este texto a colocar ejemplos de canciones vallenatas que hacen parte de nuestra cotidianidad y que hacen alusión a un fin de situación de nuestra realidad cultural. Sin embargo, lo que quiero resaltar es cómo el compositor de música de acordeón del Caribe colombiano se alimenta de situaciones, experiencias y sentimientos socialmente compartidos para dar orígenes a sus creaciones. Los valores, tradiciones y creencias son el suelo firme a partir del cual nuestros cronistas y poetas naturales crean sus composiciones. Por cierto, estas canciones se se saborean más si hay un conocimiento o identificación con los personajes, hechos y sentimientos que se expresan.

He hecho el ejercicio de colocar algunas composiciones de música de acordeón para ilustrar mis clases de filosofía en la Universidad del Norte y el resultado ha sido muy afortunado. A la mayoría de los estudiantes le gusta el vallenato, y después de una reflexión y breve explicación sobre el contenido y las circunstancias en que fue concebida, hasta los pocos estudiantes que no les gusta el vallenato, y están en todo su derecho, terminan admirando la capacidad creativa del compositor.

A mi juicio, seguiremos escuchando por muchísimos años más, el cancionero es muy grande y para todos los gustos, aquellas creaciones de música de acordeón del Caribe colombiano que son grandes por sí misma, es decir, aquellas que magistralmente nos hablan de hechos, sentimientos y personajes que nos resultan familiares, y con las cuales reforzamos nuestra identidad cultural. Recordemos que el vallenato es de los más hermosos párrafos en nuestra carta de presentación como colombianos ante el mundo.

Finalmente, aprovechando que está cerca el mes de diciembre, quiero finalizar recordando las palabras del poeta de Villanueva:

“Si la gente usa oro y nada más

Preocupado por el lujo y la apariencia

Olvidando el dinero celestial

Que se gana compartiendo con nobleza.

Pregonando este mensaje yo he venido

A decirles con el alma y con grandeza

Que se olviden de los recuerdos

Y se llenen de para bienes

Les deseo un próspero año nuevo

Y ventura pa’ los que vienen”.