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El poder de manejar al pueblo

Por: María Emma Triana
Tomado de: Las2orillas

Colombia es un país lleno de riquezas de fauna y flora, pero también lleno de corrupción y manipulación.

El exgobernador de la guajira, Kiko Gómez, es un claro ejemplo del juego constante de zanahoria y garrote. En el libro “lo que no borró el desierto”, Diana López nos cuenta cómo Kiko fue el presunto autor intelectual de la muerte de su padre, pero narra una historia particular que  , el intento de captura de Kiko en el 2014.

En esta historia, Diana narra cómo el Cuerpo Técnico de Investigación, más conocido como el    intentó capturar a Kiko en 3 ocasiones importantes. La primera fue cuando interceptaron sus tres celulares. En ellos lograron ver que estaba en Bogotá e intentaron capturarlo cuando llegara al aeropuerto, donde tenía un vuelo reservado a su nombre con rumbo a Barranquilla, pero nunca lo encontraron. Al pasar las horas se dieron cuenta que él sí había viajado a Barranquilla y se encontraba camino al partido Colombia-Chile que aseguró el camino al mundial, lugar donde prefirieron no capturarlo para no colocar en peligro a la fanaticada asistente.

El 12 de octubre de 2014, quince hombres del CTI llegaron al pueblo de Barrancas, Guajira, donde residía Kiko. El pueblo se encontraba en plenas fiestas patronales, con misas, concursos de acordeón, pólvora y mucho ron. Kiko, como buen católico, asistió a la misa con un gran grupo de escoltas, saludaba a todo aquel que se le acercara para luego sentarse detrás de la tarima donde pretendía subir a dar su típico discurso. A eso de las cinco de la tarde, ya estaban todos los agentes del CTI listos para la captura, pero ninguno se atrevía a informarla. Le tenían miedo a la reacción de la muchedumbre.

El tercer intento de captura es el que me permite hablarles a ustedes.  El agente del CTI se acercó a Kiko con temor y le comentó lo de la captura, Kiko ni se inmutó, mientras tanto más personas se acercaban a donde estaban ellos. Por un lado tenían a señoras haciendo el rosario y pidiendo a Dios protección para Kiko y por el otro tenían a un gran grupo de personas molestas. “Si no hay fiscal, no se va. Él se queda aquí”  Dijo un hombre en medio de las personas. Tanto fue el alboroto que las mismas personas empezaron a gritar “fuera CTI, viva la policía”, ya que a pesar de tener a varios policías a escasos metros de distancia, ellos no hicieron nada.

Y este no es el único caso, existen otros ejemplos como el alcalde guajiro que en plena pandemia del 2020 decretó toque de queda para horas después ser encontrado en una parranda clandestina, pero que terminó sin castigo mayor.

La sociedad costeña ha normalizado este tipo de comportamiento a tal punto que hasta el intercambio de víveres por votos se ve “normal” o que el pueblo no cuestione la falta de obras públicas o de dinero municipal porque les ofrecen un concierto de vallenato y un jugador nuevo para el equipo de fútbol.

Es sorprendente, e incluso cómico, como después de tantos años de sufrimiento, el pueblo siga defendiendo la corrupción con el fin de recibir un par de mercados y un concierto, como el pueblo prefiere seguir pagando vacunas por una falsa seguridad de grupos ilegales. ¿Cuándo será el momento en el que los colombianos dejemos de ser manipulados por un vallenato melodioso y un gobernante malandroso?