Las largas jornadas de trabajo que parecen no tener un fin, que aumentan como la marea que sube sin parar, van ahogando despacio a quién trata de sobrevivir a su turno laboral. Sin un descanso adecuado no solo se van quedando heridas físicas, también un alma desgastada, que siente perderse en un limbo al que entró con esperanza y deseos de ayudar a otros. Es así como millones de empleados se enfrentan a enemigos imponentes e invisibles en sus áreas de trabajo: la depresión y ansiedad. Se estima que, a nivel global se pierden alrededor de 12.000 millones de días de trabajo debido a padecimientos relacionados con la depresión y la ansiedad, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, advierten que muchos sectores laborales aún no han desarrollado las políticas necesarias para abordar el tema.
La salud mental es como un volcán dormido en el centro de un pequeño pueblo, todas las cosas conducen o se derivan de él, las emociones, comportamientos, pensamientos y relaciones sociales. Puede parecer inofensivo y pasar desapercibido en ocasiones, sin embargo, cuando se acumula el estrés, la carga laboral, los pensamientos negativos, va aumentando la presión hasta llegar a una erupción sin aparente detenimiento, causando una serie de desastres e interrumpiendo la vida cotidiana de las personas.
Existen sectores en los que los trabajadores se ven más afectados debido a las situaciones a las que se enfrentan como parte de sus labores. Es claro que en todas las áreas laborales se pueden presentar problemas de salud mental, pero esta situación se incrementa en las áreas que se encargan de realizar trabajos de servicio al cliente, monótonos y repetitivos, según un estudio del Fondo de Riesgos Laborales. Entre esas labores destacan los trabajadores de la salud, bomberos, periodistas, docentes, personas que se encargan de atender y resolver las necesidades de alguien más.
Al parecer los cuerpos y corazones con más cicatrices por la batalla en contra de un enemigo que no parece querer dar tregua, son los trabajadores del área de la salud, médicos, enfermeros, fisioterapeutas, entre otros. Personas quienes al parecer por cargar con una bata blanca en sus hombros “pierden su posibilidad de sentir”. Así lo comenta el médico general Andrés Rodríguez, quien siente que para ellos no hay consideración de su carácter de ser personas al igual que sus pacientes.
El hombre expone que “normalmente, al médico se le endiosa, se le pone en un pedestal en el que él siempre está bien y solo debe cuidar a sus pacientes. Los médicos son vistos como alguien que no sufre y que solo deben estar pendiente del bienestar de alguien más”. Andrés también destaca que los horarios de trabajo contribuyen al deterioro de la salud mental, ya que sus turnos laborales son, en sus propias palabras, “extenuantes de más de 24 horas o hasta 36 horas, que además de afectar el rendimiento laborar también afectan la salud mental”.
Rodríguez comenta que en las urgencias hospitalarias las emociones se sienten a flor de piel, es una constante sensación de estar entre la vida y la muerte, en la que se convierten en un guerrero que quiere huir y ser salvado también. “Pasamos no solo el duelo de una muerte, sino de un diagnóstico, así no sea grave, pero vemos cómo tal vez el paciente no lo está manejando muy bien o como se espera, además, la dificultad de tener la responsabilidad de la vida de alguien más en tus manos y que cualquier decisión que tomes puede afectarlos, es una situación muy fuerte para nosotros” dice Andrés.
Al igual que el joven, otros trabajadores se enfrentan a enemigos invisibles diariamente, que cada vez lastiman más su salud mental. Ese es el caso de los periodistas quienes su labor es encargarse de comunicar las noticias buenas o malas. Esto los obliga a mantenerse informados de todo lo que sucede en el mundo y de tener estos conocimientos desde horas muy tempranas del día, lo cual deteriora su salud emocional.
En el tercer foro internacional de periodismo científico, la periodista y directora general de El Heraldo, Erika Fontalvo, comentó que existen días en los que se despierta desde las 4 de la mañana y logra dormir a las 3 de la mañana del siguiente día. Situaciones extremas que no solo afectan el bienestar físico, sino que contribuyen más a las afectaciones en la salud mental.
Así mismo, periodistas como Andrea Jaramillo y Juanita Gómez, reconocen que en el sector laboral en que trabajan los periodistas, no se tiene un espacio de salud mental, en los que ellos puedan dirigirse y recibir acompañamiento médico para comprender que no son los únicos luchando contra la marea en medio de un mar oscuro que no permite ver a quienes tienes cerca.
Además de lo agravante de las extensas horas laborales, aún en muchos de estos sectores hablar de salud mental sigue siendo un tema tabú o de poca importancia. Los trabajadores con padecimientos mentales ocultan su sufrimiento para no ser vistos como débiles e incapaces. El estigma los obliga a mantenerse en silencio mientras su salud se agrava.
Sin embargo, el estigma no es el único obstáculo. La falta de oportunidades laborales juega un papel crucial en los problemas de salud mental. Jean David Polo, Psicólogo y Profesor, explica como esta problemática puede afectar profundamente la salud mental de las personas: “El desempleo afecta directamente la salud mental y genera, entre otras cosas, problemas en la autoeficacia, problemas a nivel de la autopercepción. Además, en quienes encuentran su centro valorativo en el trabajo, puede causar una pérdida de identidad”.
Así como el médico y las periodistas, numerosos trabajadores se enfrentan a circunstancias rutinarias que desencadenan emociones perjudiciales para su salud. Su condición de no tener el apoyo necesario para enfrentar estas emociones los obliga a mantenerse en silencio y evadir sus sentimientos. Si deciden buscar ayuda médica, ellos mismos deben asumir sus gastos, lo que repercute aún más en su carga emocional.
El cuidado del bienestar mental de los trabajadores no es un lujo, sino una necesidad, especialmente en una sociedad en la que el trabajo hace parte fundamental de la vida. Por ello, muchas entidades de salud han empezado a hacer un llamado de atención para que la empresas y sectores laborales pongan mayor atención antes de que la situación “erupcione” como un volcán. Asimismo, han presentado propuestas para darles la mano a aquellas personas que luchan con trastornos mentales, buscando prevenir situaciones lamentables.
Ese es el caso de la OMS en la cual su director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus, declaró que "El bienestar del individuo es razón suficiente para actuar, pero una mala salud mental también puede tener un impacto debilitante en el rendimiento y la productividad de una persona. Estas nuevas directrices pueden ayudar a prevenir situaciones y culturas laborales negativas y ofrecer una protección y un apoyo a la salud mental muy necesarios para los trabajadores."
Así mismo el director general de la OIT, Guy Ryder dijo que "dado que las personas pasan gran parte de su vida en el trabajo, es fundamental contar con un entorno laboral seguro y saludable. Tenemos que invertir para construir una cultura de prevención en favor de la salud mental en el trabajo, reformar el entorno laboral para acabar con el estigma y la exclusión social, y garantizar que los empleados con problemas de salud mental se sientan protegidos y apoyados”.La salud mental no debe ser el último tema en la mesa de trabajo, como si se tratase de la última papa en un costal que al momento de utilizar ya no tiene importancia, ni cambia nada si se daña al esperar. Debe ser una prioridad tangible para todos los empleados. Un cimiento construido con los mejores materiales para darle seguridad y espacios saludables a los trabajadores.Si se desea que la productividad en las áreas de trabajo florezca y de frutos valiosos, es esencial que empresas, gobiernos, instituciones y empleados se unan para sembrar y proteger el bienestar mental de los empleados, el cual es el pilar fundamental del proceso de crecimiento empresarial.