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La voz dentro del lienzo: Nancy Rourke

Por: Nellvis Acevedo Orejarena

 

Clic aquí, clic allá y sigo sin encontrar lo que busco. Cientos de tableros en Pinterest con fotografías, dibujos e infografías, pero nada esta cerca de ser lo que deseo. A punto de cerrar mi sesión, resignada a buscar de nuevo otro día, aparece frente a mí una pintura. Me llamó la atención por sus colores y simplicidad, pero lo que hizo que lo cables en mi cabeza conectaran fueron las docenas de pinturas que seguían el patrón estético de la pintura que encontré. 


Nancy Rourke es el nombre que venía junto a todas las obras que se abrían en la pantalla de la computadora frente a mí. Al buscarla en Google, mis ojos se quedaron fijos en una sola cosa: “Artista sorda”.  

 

El arte es uno de esos antiguos, pero siempre valorados medios para representar y alzar la voz de aquellos que no pueden. Según el director de Dirección de Arte y Cultura – Cayena, Toni Celia Maestre, el arte es “un vehículo para expresar lo que pensamos o sentimos que no es expresable”. El arte es el ímpetu más puro que surge del pensamiento humano más individualista posible, es decir, aquello que no puede ser percibido por otros aparte de nosotros mismos.  

 

Nancy Rourke es la prueba literal a este concepto del arte. La artista creció utilizando el arte como su método de expresar su voz y ahora, años después lo sigue haciendo. La pintora estadounidense ha plasmado en su colección de pinturas una declaración de lenguaje sobre su propia comunidad, los sordos.  


Son frecuentes las historias sobre las revoluciones de quienes han luchado por los derechos de las comunidades marginadas. El derecho a la igualdad de género, a amar sin categorías, a ser libre sin importar el color de la piel. Estas son solo algunas de las más grandes denuncias que se han hecho durante la historia, todas se han expresado a través del arte. Ha sido su medio para manifestar las injusticias sociales que intentan hundir a las minorías, como a la comunidad sorda.  

 

Nancy Rourke comenzó a realizar pinturas sobre su comunidad para reflejar cómo viven su cultura y mostrar la opresión que tienen que pasar por la sociedad que los considera débiles. Así lo narra en su página web.  

 

A pesar de que Rourke busca usar su arte como un vehículo de denuncia política, estos ideales generalmente surgen de una motivación personal. “El arte nace del ego, ya sea de matarlo, engrandecerlo o conversar con el” dice el director de Direccionamiento de Arte y Cultura – Cayena. El arte es nuestra manera más básica y pura de expresar aquello que sentimos. En el caso de la pintora, ella engrandece su ego alimentándolo con activismo, derechos humanos y solidaridad con los sordos que dibuja en sus pinturas.  

 

Todo lo que hace el artista tiene un significado, ya sea por la manera en la que dibuja, el pincel que escoge e incluso el color que decide utilizar. Cuando miraba las pinturas de Nancy Rourke, antes de siquiera saber a quién le pertenecían, era evidente el marcado estilo de la artista. Cada vez que le daba clic a una de ellas, aparecían más y más pinturas con la misma particularidad que las primeras. Todas están pintadas con colores primarios, negros y blancos. En el libro “Nancy Rourke: Deaf Artist Series” escrito por James W. Van Manen, se explica la razón de la paleta de colores que utiliza Nancy en sus pinturas.  


El rojo hace referencia al empoderamiento y la búsqueda de la justicia. El amarillo refleja la esperanza por el futuro y la liberación del espíritu. El azul claro significa felicidad y el viaje de los sordos a la autorrealización. El azul oscuro se refiere a la oralidad y la audición.  

 

Los portarretratos, las esculturas, la música, las pinturas, el arte son herramientas trascendentales que perduran y cuyas raíces se prolongan y entierran en el tiempo. El arte logra cambios en la manera en la que pensamos y vemos. Las pinturas de Nancy Rourke traspasan cualquier barrera idiomática o posibilidad de la negación a una nueva mirada. Su arte perdurara en el tiempo como un largo mensaje de voz. La voz de Nancy Rourke.  

 

Cerré la computadora frente a mí y me levanté mirando en dirección a la pared de mi cuarto. Blanca y lisa, no refleja nada. Imagine uno de los cuadros de Nancy Rourke en mi pared. 


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La batalla de la comunidad sorda por encontrar su voz en el mercado laboral

Por: Nellvis Acevedo y Valentina Álvarez


Encontrar trabajo es uno de los puntos claves a seguir en el ciclo de la vida, por el que todo ciudadano pasará o ha tenido que pasar. Lo que para muchos puede representar un salto al mercado laboral, para la comunidad sorda en Colombia es una constante puerta cerrada.   

 

Katherine Castilla es una de las cientas de personas que ha tenido que pagar el precio por ser una persona sorda. Bancolombia y una empresa internacional de globos son los trabajos que ella ha ejercido a lo largo de los años. Ahora, en la Institución Universitaria Americana, antes de Katherine, no existían departamentos de inclusión y así como a muchos, ella no es la primera persona sorda en buscar empleo en estos sectores.  

 

El presidente de la Asociación de Sordos del Atlántico ASATLAN, Amado Donado, afirma que a la comunidad sorda se le ha vulnerado el derecho a acceder a varios de los servicios generales, entre esos, el derecho a adquirir un empleo digno. 

 

En la Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH) realizada por el DANE, en enero del 2022, enero del 2023 y enero del 2024 , en un rango de 24 departamentos colombianos, se registraron respuestas de 1.950 personas con discapacidad auditiva.  

 

De la encuesta, se seleccionaron 521 ciudadanos con discapacidad auditiva entre los 18 a 62 años. De la muestra analizada, se descubrió que el 33,78% (176) cuenta con un empleo que los respalda y el restante 66,21% (345) no se le han abierto las puertas al mundo laboral, ya sea por falta de oportunidades, falta de capacitación por parte de las empresas para recibir a la comunidad, o falta de educación básica.  


La afiliación a una entidad de salud y un contrato son algunos de los factores a los que parte de la comunidad sorda no tienen acceso en su vida laboral. Necesidades y deberes básicos que deberían ser cubiertos por las empresas a sus empleadores, se pasan por alto para la comunidad sorda.

Según la encuesta del DANE, del 33.78 % de sordos con contrato laboral, el 41.83% obtuvieron un contrato verbal y el 58.16 % tienen uno escrito, por lo que se evidencia que casi la mitad de la comunidad no tiene seguridad de un empleo que les garantice sus derechos legales o, en el peor caso, tienen un empleo sin contrato, como asegura el 44.31 % de los 521 ciudadanos sordos con edad adecuada para trabajar.  

 

Este amplio porcentaje que abarca a casi la mitad de la población, al no tener un contrato, automáticamente no tienen acceso a vacaciones remuneradas, un abono navideño, derechos a cesantías y licencias por enfermedad igualmente remuneradas.  

 

Las constantes inestabilidades dentro de su camino en la fuerza laboral no terminan ahí. Del 58,16% que cuentan con un contrato laboral escrito, el 81% se encuentran a la deriva con un contrato a término indefinido.  

 

Las cifras muestran con claridad que a pesar de que muchos ciudadanos con discapacidad auditiva se han encontrado con la posibilidad de un empleo, esto no les garantiza ningún tipo de estabilidad. Numerosos de los trabajos en los que se encuentran empleados son trabajos informales, independientes o de ayudas de parte de familiares como se evidencia en la encuesta del DANE.  

 

Los trabajos que resaltaron en la búsqueda fueron: mano de obra, venta de alimentos, servicio doméstico y moderadores lingüísticos en menores. Este último siendo el más habitual como es el caso actual de Katherine. Ahora, ella es una funcionaria más entre los empleados sordos que trabajan para FUNDISOR, una fundación de personas que trabaja en pro de la comunidad sorda.  

 

Las puertas en el mercado laboral para la comunidad sorda no se abren al mismo ritmo del ciudadano promedio. Mientras ellos suben por el ascensor, los sordos tienen que ir por las escaleras de emergencia. Por esta razón, muchos de ellos deciden abrir sus propios negocios de manera independiente. El 21,59% afirmaron que su situación se debe a que no encontraron trabajo como asalariados y el 15,9% aseguran que se encontraban en condiciones laborales insatisfactorias. 

 

 

En la otra cara de la moneda, la comunidad sorda también se ve expuesta a dificultades que inciden en su participación en el mercado laboral. De acuerdo con el DANE, de las 1.950 personas sordas registradas en Colombia, el 66,21% de ellas no reportan tener trabajo actualmente.  

 

Esta alarmante cifra de desempleos se deriva de muchas causas, siendo estas:  

 

En primer lugar, el desconocimiento. El 58,26% de los encuestados respondió “No sabe, no responde”. Esto ayuda a identificar una incomprensión y claramente ciertos vacíos a la hora de explicar o justificar las razones exactas detrás de la pérdida de empleo. Por ende, se reconoce la posibilidad de algún tipo de patrón reincidente en estos casos. 

 

En segundo lugar, están las afecciones de salud. El 17, 68% de los participantes atribuye su estado laboral inactivo debido a una “Enfermedad o accidente”. He aquí la importancia de indagar sobre si las empresas u organizaciones están cumpliendo con las políticas laborales correspondientes que respalden y hagan seguimiento a las necesidades o situaciones de riesgo a las que sus trabajadores pueden verse expuestos al desempeñar su labor. Si bien, un accidente o enfermedad puede acontecer bajo un entorno extralaboral, es de vital importancia que el empleador sepa llevar el caso, y más cuando se trata de personas sordas que tienden a ser más vulnerables a identificar situaciones de riesgo. 

 

Otros motivos como lo son, los trabajos temporales terminados (6,08%), las responsabilidades familiares (4,63%), cierre empresas (2,89%) y condiciones laborales insatisfactorias (2,31%), explican por qué actualmente hay personas no oyentes que se encuentran desempleadas. Solo el 0,28% indica el cese a la actividad laboral por continuar con su formación académica, lo que también es preocupante porque el 46,37% de personas no oyentes desempleadas reportan no haber alcanzado ningún nivel educativo. 


Lo que para un ciudadano promedio puede ser una cotidianidad con posibles dificultades, para la comunidad sorda es una realidad que golpea con fuerza desde el paso uno. Aun contando con opciones laborales, estas no están correctamente adaptadas para cumplir con las necesidades y de derechos legales que la comunidad necesita.  


 

En la otra cara de la moneda, la comunidad sorda también se ve expuesta a dificultades que inciden en su participación en el mercado laboral. De acuerdo con el DANE, de las 1.950 personas sordas registradas en Colombia, el 66,21% de ellas no reportan tener trabajo actualmente.  

 

Esta alarmante cifra de desempleos se deriva de muchas causas, siendo estas:  

 

En primer lugar, el desconocimiento. El 58,26% de los encuestados respondió “No sabe, no responde”. Esto ayuda a identificar una incomprensión y claramente ciertos vacíos a la hora de explicar o justificar las razones exactas detrás de la pérdida de empleo. Por ende, se reconoce la posibilidad de algún tipo de patrón reincidente en estos casos. 

 

En segundo lugar, están las afecciones de salud. El 17, 68% de los participantes atribuye su estado laboral inactivo debido a una “Enfermedad o accidente”. He aquí la importancia de indagar sobre si las empresas u organizaciones están cumpliendo con las políticas laborales correspondientes que respalden y hagan seguimiento a las necesidades o situaciones de riesgo a las que sus trabajadores pueden verse expuestos al desempeñar su labor. Si bien, un accidente o enfermedad puede acontecer bajo un entorno extralaboral, es de vital importancia que el empleador sepa llevar el caso, y más cuando se trata de personas sordas que tienden a ser más vulnerables a identificar situaciones de riesgo. 

 

Otros motivos como lo son, los trabajos temporales terminados (6,08%), las responsabilidades familiares (4,63%), cierre empresas (2,89%) y condiciones laborales insatisfactorias (2,31%), explican por qué actualmente hay personas no oyentes que se encuentran desempleadas. Solo el 0,28% indica el cese a la actividad laboral por continuar con su formación académica, lo que también es preocupante porque el 46,37% de personas no oyentes desempleadas reportan no haber alcanzado ningún nivel educativo. 


De entre los últimos trabajos de los que las personas llegaron a ese estado de desempleo, son más frecuentes los del servicio doméstico (empleadas domésticas), mano de obra (obreros), trabajadores por cuenta propia y familiares sin remuneración.  

 

Es preocupante que un número tan alto de personas sordas se encuentren desempleada, ya que es que bien sabido que, sin trabajo, no hay dinero y sin dinero, no hay sustento monetario que provea en los hogares.  

 

Es importante que todo trabajador reciba un subsidio de empleo, el cual, según él Ministerio del trabajo, es un “mecanismo que garantiza la protección social de los trabajadores en caso de quedar desempleados”.  

 

Lo llamativo del caso es que en las encuestas se reporta que un 41, 73% de los desempleados no reciben subsidio de desempleo, incluso, el 92,17% no cotiza actualmente a un fondo de pensiones. Esto puede provocarse por la falta de oportunidades laborales o hasta la falta de formalidad en las oportunidades laborales del mercado.  

 

Si bien, para una persona oyente encontrar trabajo en Colombia es complicado, encontrar un trabajo bien remunerado lo es todavía más. La falta de oportunidades laborales y la carencia de variedad en el campo profesional se reflejan como resultado de la pobreza empática que existe en el país. A esta parte de la población tratada con inferioridad no se les ha ofrecido la oportunidad de abrir las mismas puertas que los oyentes. En consecuencia, su educación y visibilidad sobre el mundo es transformada. Aquellos que no son oyentes son sordos, no gente sin capacidades.   

 


Si quieres saber más sobre la demografía de la comunidad sorda en Colombia, te invitamos a darle:

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Radiografía de la población sorda en Colombia

Por Cristina Navarro y Cristina Pizarro


Saber los datos demográficos de Colombia en cuanto a población sorda es un importante apoyo a la inclusión. Es una población común y muy presente en todos los departamentos y municipios del país. Conocerlos y sobre todo aceptarlos hará que entendamos que los sordos están en nuestro diario vivir e interactuar con ellos es lo que necesitamos aprender.

Por ejemplo, en el departamento de Antioquia hay la mayor población de sordos censadas en el país, según los datos de 2018 y 2023. También el departamento de Vaupés tiene la población menor en esos años en todo el país. Cómo se muestra en los mapas.

Y en el departamento donde se lleva a cabo este especial, Atlántico, vemos un aumento significativo con respecto a esta población pasando de 7.708 en 2018 a duplicarse en 2023 con un censo de 18.468


Cabe mencionar que la población censada en el centro del país se vio reducida pasó de tener un promedio de más de 10 mil personas sordas llegando hasta los más de 20 mil en 2018. En 2023 disminuyó hasta un promedio de casi 9 mil llegando al máximo de 23 mil en el departamento de Cundinamarca, lo que evidencia que hubo un desplazamiento desde esta región hacia la capital del país y el departamento.

En la región pacífica se encuentra una población alta con respecto al resto del país, en cambio la región del Orinoco presenta la más baja población. Los puede comparar en los datos abajo ilustrados.

La capital ofrece la mayor población del país teniendo hasta el año pasado 51.898 personas sordas censadas. Sobrepasando incluso a los departamentos. Bogotá ofrece mayor oportunidad de empleo, educación y estilo de vida lo que explica en gran medida estos datos. Además de que, al ser el distrito capital, solo su área metropolitana y la ciudad tienen la mayor población general del país lo que aumenta a su vez estadísticas como está.

Todos estos datos son imprescindibles para conocer y familiarizarnos con una importante población del país. Saber que convivimos y nos relacionamos con ellos varias veces en nuestra vida nos impulsa a interactuar debidamente con ellos y a hacerlos parte de nuestra sociedad.


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