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Una cabeza a la vez: Wilfrido Escorcia

"Ya el carnaval se convirtió como en un proyecto de vida"

- Wilfrido Escorcia
Por Sergio Ródriguez
Cuando Wilfrido Escorcia se pone su disfraz, para de ser el mismo. De repente, él no está ahí, la pena no está ahí, las preocupaciones no están ahí. Por el contrario, prefiere que lo reconozcan en la calle por ser el Descabezado que por su nombre.  
El segundo Escorcia, en el largo legado del icónico disfraz carnavalero, no puede alejarse del Descabezado. Es un hermano para él, nacieron el mismo día hace 70 años y comparten el mismo papá: Ismael Escorcia, el primer descabezado de la historia del Carnaval de Barranquilla. 
El disfraz ha llenado la nevera para su familia muchas veces, y muchas veces esa misma familia ha tenido que trabajar para mantenerlo a él. Wilfrido empezó la carrera de contaduría en la Universidad del Atlántico, pero no la terminó. De todas maneras, ejerció por muchos años. Él era la fuente principal de ingresos hasta que entidades alrededor del Carnaval, junto con sus hijos, pudieron mantenerlo para que se centrara en el legado familiar.  Para poder darle vida al Descabezado estudió artes plásticas, cosa que su papa Ismael Escorcia Medina no tuvo la oportunidad de hacer. Es artesano y sus manos han creado desde uniformes, muñequitos de arcilla hasta las mismas cabezas gigantes que caracterizan al disfraz. Esas mismas manos, ahora con Parkinson, continúan el proceso de darle vida a algo que, para muchos, hasta hace poco solo representaba violencia y morbo. 
Aquel que niega lo que ve a su alrededor solo está condenado a vivirlo una y otra vez.  La Colombia que vio mi papá, la que vi yo y la que ve mi hijo es violenta. Esa la verdad. Por eso, parte de mi misión de vida es matar el mito alrededor del disfraz, matar el tabú que tiene a Colombia ciega y no la deja sanar. Esa vaina hay que descabezarla. ―compartió el hacedor mientras que su mano y su pie temblaban en discordancia.  En 2009, el señor Wilfrido recibió el título de Rey Momo, además de tener presencia en la junta directiva de Carnaval S.A.S. Para los hacedores, el carnaval es algo de todo el año. Se acaba uno y empiezan el otro. Es un amor que unos números no pueden comparar.
Si fuese por la plata, uno no se mete ahí. Es un momento álgido, efímero, donde todos se unifican bajo la idea de pasarla bien. Imagínate uno que lo vive todo el año, no hay mayor recompensa para mí que ver las sonrisas y emociones que se generan por lo que yo hago. Remarcó Escorcia mientras caminaba por su casa apuntando a sus condecoraciones en las paredes.  Es difícil hacer el mismo esfuerzo todos los años, y ya ha tenido repercusiones a sus 70 años. Desfilar como Rey Momo por el cumbiodromo de la vía 40 y después ir corriendo hasta la calle 17 con los otros descabezados, “es una vaina que ya no pude mantener”, dice Wilfrido.   Tuvo un problema cardiaco que le persigue hasta hoy en día. En su momento, el señor Escorcia esperó que los doctores le dijeran que, después de tremendo susto, tenía que dejar un proyecto de toda la vida.   Ellos sabían quién era yo y cual era mi labor. Me dijeron que, si me sentía listo para volver, lo hiciera. Desde ese momento, he delegado un poco las responsabilidades del carnaval a mi hijo y a la comunidad que se formó a partir del sueño de construir un grupo de descabezados. comentó el hacedor mientras veía las fotos de su desfile en años pasados.  Actualmente, Wilfrido es considerado un desempleado más. Vive en Malambo con lo que recibe del portafolio cultural y lo que le dan sus hijos. Pero el reconocimiento que ha logrado el Descabezado a nivel nacional e internacional por el patrimonio histórico y cultural que representa, solo confirma que esa misión de casi ya un siglo vale la pena. El disfraz en el barrio el Santuario (donde se encuentra la casa de Ismael Escorcia), ha unido una comunidad de niños, jóvenes y adultos que ahora son bailarines, artesanos y amantes de la cultura. Todos están unidos bajo el estandarte de su familia.  Desde el Miércoles de Ceniza, él es el señor Escorcia. Hace artesanías y habla de cultura. Además, comparte con sus nietos y les enseña lo que su familia ha creado, el amor por la vida y por la paz del mundo que corre por sus venas. Se le mueve el corazón cuando la más chiquita de la familia dice que quiere ser la reina del Descabezado; cuando su nieto baila con el machete y la cabeza que creo su bisabuelo; cuando recuerda que empezaron siendo los que asustaban a la multitud, haciendo espacio en las calles para que pasara el desfile del carnaval. Pero todo eso se va cuando empieza la fiesta. 
Cuando yo me pongo el disfraz, paro de ser yo. Wilfrido Escorcia Salas no está ahí. Pero todo lo que amo sigue ahí, todas las vidas que toqué siguen ahí, y para cuando yo ya no lo este, el mensaje de mi padre, de mi familia, y de todos los que simpatizan con el sueño de la paz mundial, seguirá ahí. Eso no es algo muy descabezado de pensar.dijo el hombre que personifica al Descabezado con sonrisa de oreja a oreja rodeado de su arte en su patio trasero.  
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Al ritmo del tambor

Una experiencia inmersiva para entender la problemática en medio del tambor y la flauta.

Alberto Peñaranda
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Una fiesta de la Puerta de Oro con bisagras de cobre

Por Claribel Marchena y Karoll Torres.
El apoyo que reciben los hacedores del Carnaval se basa en un portafolio de estímulo que representa una gran parte de lo que recibe la Alcaldía de Barranquilla para dinamizar los procesos culturales de toda la ciudad. Aunque los incentivos existan, estos se reducen en la realidad de lo que significa mantener una tradición. 
Esta fiesta reúne cada año cerca de 28 mil hacedores, según el Consolidado de Grupos Folclóricos y Disfraces Inscritos de Carnaval S.A.S en el 2024. Por eso, para financiar las actividades del Carnaval se usa un portafolio de estímulos que fomenta las creaciones artísticas y culturales que nutren la fiesta. Es la Ley General de Cultura (Ley 397 de 1997) la que avala que municipios y departamentos desarrollen convocatorias públicas con el objetivo de entregar dichos estímulos.  
De esta forma, el distrito de Barranquilla financia año tras año una de las fiestas más importantes del país. Por esa razón, el presupuesto que se invierte durante los 4 días en los que se desarrollan las carnestolendas, es significativo y cada año cambia, tal como se evidencia en la siguiente gráfica. 
El cambió más abrupto en el portafolio distrital para Carnaval, en los últimos cinco años, se dio en el paso entre el 2023 y el 2024 con un incremento del 127%. Estos datos resultan de una base de datos construida con el cubrimiento mediático que se ha hecho de la festividad en El tiempo, En Guardia, Portafolio y la misma Alcaldía de Barranquilla. Allí se señala que la alcaldía es la principal fuente inversora de dicho rubro. 
Un panorama diferente se encuentra en el cubrimiento del 2021 donde no hay datos presupuestales que indiquen cuánto destinó la Alcaldía de Barranquilla para el portafolio de estímulos de Carnaval.   

Lo que les llega a los hacedores 

Pese al vacío de información existente sobre cómo es el manejo de recursos del portafolio de estímulos para Carnaval y los documentos del 2021, la página de la alcaldía mantiene pública la información de los beneficiarios por año del estímulo económico. Este fortalece las expresiones culturales que participan en los actos festivos y lúdicos del Carnaval de Barranquilla.  
Desde el 2019 hasta el 2024, el año en el que más se ha destinado dinero para incentivar a los hacedores del Carnaval ha sido el 2023 con $1.100.000.000 de los $3.300.000.000 millones de pesos dados por la administración de Jaime Pumarejo para la fiesta. Lo anterior representa, en ese año, un 33% del portafolio.  
En términos generales, el porcentaje promedio de inversión en estímulos para hacedores en el periodo 2019-2024 fue 24,6% sobre el total del portafolio de Carnaval. El resto del dinero del estímulo va dirigido a operadores, organizaciones y administrativos que organizan los eventos del Carnaval de Barranquilla. 
Este beneficio, según la reglamentación de la convocatoria, solo lo reciben los proyectos que han participado de forma consecutiva por cinco años en el Carnaval.  

Los hijos de más y menos mae 

En medio de los 4 días de carnaval 2024, intervinieron 865 grupos folclóricos que se dividen entre comparsas, disfraces individuales o colectivos, danzas de relación y especiales, según un consolidado revelado por Carnaval S.A.S. Si bien se trata de un dato significativo, este no se asemeja a los beneficiarios del portafolio de estímulos para dicho año.  
Según los registros de la alcaldía, en el 2024 se evidenciaron 670 proyectos o manifestaciones culturales beneficiadas por el dinero de la entidad. Este dato dejaría en un limbo a 195 grupos de los 865 que participaron en los carnavales.  
Ahora bien, en el periodo de análisis de este artículo (2019- 2024), se encontró que la cifra de proyectos beneficiados va entre 450 y 670 grupos o proyectos.  Y, dentro de ellos, la cantidad de dinero que se les da fluctúa de forma considerable.  
En el 2024, el grupo o proyecto que recibió más dinero fue el “Rumbón Normalista “Norshua“” con una suma de dinero de más de 57 millones de pesos y, por otro lado, el proyecto que menos recibió fue el de “la chilindrina” con una suma de aproximadamente 1 millón de pesos. La diferencia porcentual entre varios estímulos es de 192%. El grupo de danza recibió 192% más que el disfraz individual.  
En ese sentido, en lo que respecta a los años anteriores, se cumple el mismo patrón entre los que reciben más y menos dinero. Siendo los que reciben mayores cantidades: grupos de baile y los que reciben menores cantidades: disfraces individuales.  Cabe resaltar que los criterios para definir el total del estímulo a cada proyecto son desconocidos, así como también el proceso de gestión de estos recursos en los grupos a donde llega.
Pese al escenario incierto de cómo se gestionan los recursos en cada grupo, German Álvarez, uno de los beneficiarios al estímulo en el 2024 dice que este no es suficiente para poder presentarse durante los días de fiesta.  
— A mí el estímulo que me dio la alcaldía no me alcanzó ni para cubrir el transporte. El resto del dinero se lo consigue uno y toca inventar para poder sacar adelante el grupo. Uno puede llegar a endeudarse, quedar sin plata y tomar de recursos propios para Carnaval. Por eso, cuando pasan las fiestas uno se cuestiona si esto vale la pena — comenta German, director de La Gigantona. 
German Álvarez afirma que año tras año él sigue presentándose por su pasión a la cumbiamba. No obstante, también señala que: para todos los grupos no es lo mismo y aquellos que no reciben apoyo van a desaparecer.  

Despilfarro o inversión 

 A la puerta de oro le llegan cada año recursos estatales mediante el Sistema General de Participaciones (SGP). Estos recursos se dividen en cuatro sectores: educación, salud, agua potable y de propósito general. Dentro de este último se encuentra el rubro de cultura. Teniendo eso en cuenta, existe una base de datos del SGP donde se evidencia que Barranquilla es el municipio con mayor presupuesto en el sector cultural.
Para el 2023 la ciudad del Carnaval recibió aproximadamente $3.400 millones de pesos. Por otro lado, el municipio con menos inversión para dicho año fue Polonuevo con aproximadamente 36 millones de pesos. Estos recursos deben ser gestionados durante todo el año para dinamizar los procesos culturales de cada territorio.  
Frente a los otros municipios, el dinero que recibe Barranquilla del SGP para los procesos culturales parece gigante, pero si se compara con el dinero gestionado por la alcaldía para Carnaval, esta cifra se empequeñece. Solo en el 2024 la alcaldía de Barranquilla gestionó 7.500 millones de pesos para Carnaval, esta cifra supera el total de lo que ha recibido la ciudad entre 2022 y 2023 por parte del SGP para los diversos procesos culturales. Uno de esos procesos: las garantías de los hacedores después del Carnaval. 
Sobre esto, la gestora cultural y diseñadora Paola Maldonado dice que “es muy triste que el Carnaval se limite a tan solo cuatro días. Debería de impulsarse todo el año así también como a sus hacedores”.  Maldonado es gestora cultural del municipio de Santo Tomás y asegura que la situación monetaria para los hacedores culturales del Carnaval en los otros municipios es peor que la de Barranquilla.
—¿Por qué no mostrar el Carnaval todo el año y en otras ciudades? “Porque no hay plata”, sí hay plata: lo que pasa es que se lo gastan todo en los cuatro días — comenta Maldonado. 
La administración del dinero de esos “cuatro días” le corresponde principalmente a la alcaldía y a Carnaval S.A.S, entre otros organizadores.  
El Punto Noticias trató de comunicarse con la Alcaldía de Barranquilla y con Carnaval S.A.S para preguntar más a fondo cómo es el proceso de recepción, gestión, distribución y entrega de dichos recursos. Sin embargo, aún no se ha recibido una respuesta.  
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Tras la Bonga de Joselito

Por Sebastian Duarte.
En medio de un atardecer de viernes, bajo la frondosa bonga de la Universidad del Norte, rodeados de mosquitos y el calor abrazante de la tarde noche, se dio inicio al conversatorio “Tras la Bonga de Joselito”. Un espacio creado para que algunos de los participantes en el proceso investigativo y de producción de este especial transmedia expresaran sus argumentos y opiniones sobre lo que pasa al terminar el Carnaval de Barranquilla. 
Muy puntual y con mucha serenidad arribó al conversatorio el caballero de la cumbia y Rey Momo del Carnaval de Barranquilla 2017, Germán Álvarez. Seguido de Alberto Peñaranda quien con su simpatía llegaba a emocionar al público presente con su flauta e millo. De igual manera, para cerrar el grupo llamando mucho la atención por su particular camisa con temática de Negrita Puloy llegó Hugo Diazgranados. Estos tres personajes conformaron el selecto grupo encargado de transmitir su labor después de la fiesta más importante de Colombia a los asistentes. 
Sebastian Duarte y Karoll Torres fueron los delegados para mantener el hilo conductor de la conversación. En medio de las preguntas un tema recurrente era entender como ellos se sentían desprotegidos cuando pasaban los cuatro días de carnaval y valorar su labor más allá de un disfrute efímero.  
Todo el transcurrir del evento contó con la mejor disposición de todos y se llegaron a acuerdos como que una de las causas de la problemática es el desconocimiento por parte de los turistas y nativos en medio de la fiesta. Debido a que muchas veces se les olvida que detrás de cada acto o evento del carnaval hay miles de personas que por muchos meses se preparan para dar lo mejor de sí mismos ante un público. Asimismo, la falta de garantías que poco existen o son aprovechadas por los hacedores para resguardar su labor y garantizar que su tradición perdure entre generaciones. 
A pesar de contar con una formalidad estructural por la forma en la que se les preguntaron las temáticas a los personajes, el evento buscaba tener un tinte cercano y acogedor. La intención era que tanto los hacedores como los asistentes se sintieran teniendo una conversación amena entre colegas. También, que se respetaran todas las opiniones y que primara la concordancia por preservar la cultura barranquillera con políticas adecuadas para la vida de estas personas que dedican su tiempo al carnaval.  
Finalmente, cuando la noche cayó el conversatorio tuvo un espacio improvisado y pedido por el público para escuchar las melodías de la flauta e millo mientras el baile de una de las personas del publico hacia concordancia con los movimientos del caballero de la cumbia y los hombros de cada persona presente se movían inconscientemente.   Todo el evento estuvo grabado y aquí pueden escucharse y ver cómo transcurrió este espacio de exposición de ideas para mantener una idiosincrasia única que tiene el ser barranquillero. 

Conoce más acerca de nuestros personajes

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Manos de tradición

"Terminamos los cuatro días de carnaval y al siguiente día ya estamos pensando en el otro carnaval"

- Wilfrido Escorcia
Por Sebastian Duarte.
Las manos de Wilfrido Escorcia tiemblan repentinamente por una enfermedad que le ha reducido un poco su movilidad, pero nunca las ganas de seguir preservando el legado que dejó su padre con el disfraz de “El descabezado”. 
“Si te refieres al descabezado vive en la otra cuadra, la casa tiene un poco de figuras de eso, camina y te das cuenta”, expresó un vecino de Malambo, Atlántico, lugar donde vive Wilfrido. Caminando bajo el inclemente sol de la mañana encontré una casa que me recibía con la figura del disfraz entre su reja principal y unas pinturas de este mismo en la fachada. Al igual que un señor que con una gran sonrisa nos abre la puerta de la reja.
Wilfrido es un hombre de setenta años que ha heredado por linaje la pasión por enaltecer el Carnaval de Barranquilla, por medio de un disfraz individual que ha pasado de generación en generación. Un poco alto, con facciones bruscas, cabeza grande, nariz predominante, una línea de sangre que adorna su cuello y una mirada penetrante son las características de este disfraz creado por Ismael Escorcia, padre de Wilfrido en 1954. Mientras él es un hombre con una sonrisa a desbordar, que suele estar sin camisa y el popular “mocho” como pantalón, es quien genera vida ante este patrimonio vivo del carnaval de Barranquilla. 
Nos lleva hasta el interior de su casa y mientras caminamos señala una pared y dice “esos son algunos reconocimientos que me ha dado Carnaval S.A.S., universidades y empresas por mi disfraz”. Son placas en donde le expresan gratitud por preservar la tradición que le dejó su padre. Pasando entre los muebles, un pasillo que atraviesa una cocina y unas figuras pequeñas de los personajes del carnaval en una repisa, llegamos al final, es un patio estrecho, pero lleno de múltiples cosas del diario vivir. El calor se siente como cuando una olla suelta su vapor y te cae en la cara, pero la sonrisa de Wilfrido sigue intacta. Se sienta y al frente tiene una mesa plástica llena de artefactos que a primera vista pueden ser raros y con sus manos temblando dice: “Cuando viene la época del carnaval nos coge y nos descabeza”. Mientras se ríe ante su propio chiste, ordena los elementos sobre la mesa.  
A su edad, con un preinfarto previo y años de mucha fiesta, lo más importante para él es estar positivo mientras le pasa a su hijo y nieto el legado cultural del disfraz.  
Agita las pinturas, sopla los pinceles, abre otro recipiente con una mezcla de aguada de color blanco y lo vierte sobre una tabla llena de moldes en el suelo. A decir verdad, a simple vista cada molde no parece tener sentido. Hay algunos anchos que parecen formar un círculo, hay pequeños con forma de medialuna y medianos que lucen como un rectángulo
Sin embargo, el sigue acomodando los moldes sobre la mesa y mientras se limpia la gota de sudor que resbala sobre su frente cuenta:  
Ya el carnaval se convirtió como en un proyecto de vida, porque de pronto antes algunos decían que, por amor al arte, pero en este caso se convierte en un estilo de vida, terminamos los cuatro días de carnaval y al siguiente día ya estamos pensando en el otro carnaval”. 
Wilfrido fue Rey Momo del Carnaval de Barranquilla en el año 2009. Quince años después, sigue vinculado a procesos culturales, no solo con su disfraz individual, al que actualmente muchos portan los días de carnaval, sino también en organizaciones que buscan preservar y construir espacios dignos para personas como él que, mediante la gestión social y cultural, contribuyen a la fiesta más grande de Colombia. 
Sacude y esparce el exceso de líquido blanco sobre el molde y lo pone donde le llegue el sol. Se acomoda en la silla y empieza a comparar los potes de distintos colores de las pinturas con una figura previamente echa y selecciona el de color blanco para que sirva como base y le de mayor pigmentación a las otras tonalidades mientras dice: “Hoy somos gestores culturales del carnaval”. Refiriéndose a su papel como vocero de distintas generaciones que buscan preservar legados mientras cuidan y mantienen su vida el resto del año. 
Pintada toda la figura de blanco, empieza a seleccionar los colores específicos. El rojo es el protagonista, ya que actúa como sangre en el muñeco. Wilfrido lo alza a la altura de sus ojos, se ríe, me lo muestra y lo vuelve a poner sobre la mesa. Su risa es un sinónimo de que su creación esta lista. Como esta figura, Wilfrido, después del carnaval suele hacer varias para regalar a allegados e interesados por la tradición. Sin embargo, debido a la necesidad de una fuente de ingresos propia y no solo contar con la ayuda de su hijo, “El descabezado” también suele vender estas artesanías.  
Es así como su vida, después de los cuatro intensos días de carnaval, se convierte en un jardín de recuerdos mientras riega las semillas del próximo carnaval planeando el destino de su disfraz, haciendo las artesanías y siendo embajador de organizaciones que quieren resguardar la vida de los encargados de la tradición. 
La figura que tanto hizo reír a Wilfrido es una miniatura de su disfraz, es una especie de elemento decorativo, pintado y elaborado a mano, que con un traje carga sobre su mano la cabeza que lo caracteriza.  
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A paso de torbellino

"Yo llevo vinculada mucho tiempo a esto [al baile] y es como tener dos mundos"

- Mónica Lindo
Por Karoll Torres
Golpes, voces y pasos apresurados es la primera cachetada de sonido que recibe cualquiera al entrar a la escuela de baile Mónica Lindo.  
En esa escuela de danza, solo hace falta desprenderse del pensamiento para ser embelesado como una culebra que sigue el vaivén de una flauta.  Tal y como ese reptil, quedo viendo a las más de 20 personas que mueven su cuerpo al ritmo de una champeta africana.  
Los movimientos son rápidos, pero cada uno de ellos implica una destreza que solo se puede lograr a través de la práctica.  Entre ese mar de cuerpos que se coquetean moviendo la cintura, los pies y las caderas, se encuentra alguien vigilante que los observa con calma. 
Ese alguien es Mónica Lindo, directora y profesora de la academia.  
Con las manos en la cintura y los ojos en todas partes, la profesora Mónica camina en el salón de baile monitoreando cada ángulo, milímetro y tiempo de los movimientos de sus bailarines. Sus ojos tienen la determinación de un halcón; su cuerpo se desliza por el lugar, zigzagueante, sin interrumpir la coreografía y sus pasos: suaves y calmados, retumban llenos de autoridad. La presencia de Lindo mantiene atento al grupo de aprendices de baile  

Pum  

Pum  

Pum  

Los pasos de los bailarines golpean fuertemente contra el suelo y parece una base militar. Mientras todo procuran mantener la coordinación, la profesora corrige a algunos mostrándoles con su propio cuerpo la técnica que deben utilizar.  
Luego de un tiempo, el sudor baja por la tez morena de Lindo y esa es su señal para ir a buscar un poco de agua. Quien la conoce por primera vez diría que, después de tremendo camello, es su turno para descansar No obstante, al terminar de tomar el agua, sus pasos cobran un sentido más apresurado: los pasos de un torbellino. 

*** 

Mónica Lindo camina por las instalaciones de su academia como si el movimiento tuviese que alcanzarla a ella y ella no al movimiento.

—  Mañana tenemos una presentación, así que todos los papitos tienen que estar listos dice Mónica Lindo, en la sala de espera, a los padres de los bailarines más pequeños. 

Todos saludan a la mujer con respeto e intercambian una que otra sonrisa o mamadera de gallo. La profesora Lindo mira a persona por persona para ver si todos están listos para dicha presentación. 

Aunque conozcan nuestra escuela por trabajar fuertemente la línea de folclor y Carnaval, también es cierto que los otros estilos de danzas son importantes para una formación integral de los bailarines, dice ella. 
Precisamente, en ese espacio, la dinámica de su trabajo parece cobrar un poco más de calma. Pero qué va, incluso en la calma de su escritorio: responde llamadas, revisa documentos y sigue pendiente de quien llegue a la academia. Todo al mismo tiempo. 
Frente a su escritorio, Mónica ejerce un papel más administrativo: dirigir su academia de baile Cuando se pone las gafas, su actitud cambia, su ceño se frunce y su semblante se pone más serio.  Es así como, ella, lleva más de una década metiéndole el hombro a esa vaina.  
El baile, además de ser mi pasión, también es mi proyecto de vida. Yo llevo vinculada mucho tiempo a esto y es como tener dos mundos. El primer mundo es el del baile: que me da gozo y es como una fantasía, por eso, lo traigo a mi vida real o segundo mundo donde tengo otras responsabilidades”, explica Lindo.    
Los dos mundos de Mónica Lindo se sostienen el uno al otro dentro de esa academia de baile. Todos los días se vuelve un desafío nuevo para mantenerse haciendo lo que ama.  

Cuando termina de hablar con los padres de familia, vuelve a encender su paso de torbellino para ir a su oficina, al lado del salón de baile principal. Allí la tanda de canciones de Carnaval ya se había acabado.  

*** 

Ya son casi las siete de la noche y no hay un momento del día en que recuerde haberla visto descansando.  Sin embargo, aún en su labor, se toma el tiempo de admirar a sus pupilos bailando con mucha atención. 
La mujer cierra su computador y no dice nada, tampoco se levanta. Solo mira. Su cuerpo se relaja mientras sus hombros bajan y la espalda pierde la rigidez.
— Esto es así, aquí hay gente hasta las 7- 8 de la noche — me dice mientras se ríe. 
Aunque ella ame el folclor, el baile para Mónica Lindo no es cuestión de Carnaval. Es cuestión de cada día. Por eso, el miércoles de ceniza solo representa el inicio de la verdadera fiesta: su pasión por la danza.  
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El profesor del Carnaval

“Yo soy carnaval los 365 días”

- Hugo Diaz Granados
Por Claribel Marchena.
Es muy común pensar que la recocha del Carnaval no compagina con ninguna actividad seria. Sin embargo, Paco Paco hoy nos demuestra que la alegría y el berroche son una gran fuente de aprendizaje. 
Con una sonrisa contagiosa, su nariz amplia y sus ojos que se achican al sonreír, Hugo Diaz Granados se ha convertido en la personificación de la alegría dentro del Carnaval de Barranquilla. Con su personaje, Joselito Paco Paco, ha llegado a fomentar el amor y el sentido de pertenencia en quienes, de alguna u otra forma, interactúan con él. 
Soy 100% Barranquillero y amo muchísimo al Carnaval de Barranquilla desde que soy un niño. es lo primero que deja en claro cuando iniciamos nuestra conversación.  
A través de Paco Paco, Hugo hizo parte del Carnaval de los Niños por 14 años y, por eso, hoy en día es considerado un hacedor neto de esta fiesta. Cada año se pone su disfraz que consta de una pintura facial de colores, una guayabera con su personaje plasmado y una gorra con diferentes motivos. En conjunto, todo esto hace alusión a la figura de un saltamontes que es popularmente conocido como paco paco. 
Sin embargo, luego de 4 largos días de carnaval, Joselito Paco Paco pasa a un segundo plano y toma protagonismo el profe Hugo: su profesión el resto del año. 
Yo estudié y actualmente trabajo en la Escuela Normal Superior la Hacienda. Gracias a ella soy lo que soy y por ella también amo mi profesión. Sonríe mientras nos habla del lugar que lo formó. 
Gracias a la oportunidad que tiene en la pedagogía, transmite a las generaciones más pequeñas su amor por el Carnaval y, en medio de música, sonrisas y baile, convierte a esta fiesta en una escuela de valores y conocimiento. 
Como profesor que soy, pienso que el Carnaval es un eje pedagógico y a través de él podemos enseñar muchas cosas lindas: muchos valores en los niños y, sobre todo, siempre trato desde mi personaje, Paco Paco, inculcar el sentido de pertenencia por nuestras cosas 
Es por eso que una mañana calurosa, como cualquier otra en la ciudad de Barranquilla, el profe Hugo llevó a sus estudiantes a un salón abierto, rodeado de árboles y con una frescura envidiable. Ahí empezó a dictar su clase sobre cultura y carnaval a sus pequeños estudiantes que no cabían de la emoción por la actividad que iban a realizar ese día. 
De repente, el profesor Hugo se levantó de su silla, prendió su gran parlante y, como si el silencio hubiera huido rápidamente, se empezó a escuchar El mico ojón, de Pedro Ramayá.

Tengo un mico narizón 

para que lo sepas tú 

también el mico es ojón 

y es bastante pelúo. 

Es morisquetero 

mico ojón pelúo… 

Apenas se escuchó la pegajosa melodía, por las venas de Hugo empezó a correr el carnaval que tanta ama. Sus estudiantes, dueños de ese mismo sentir, imitaban sus movimientos que, sin ser totalmente conscientes, exaltaban las raíces de la tierra que los vio nacer. 
Los niños saltaban, daban vueltas y se rascaban la cabeza como micos una y otra vez. Luego de tanta práctica, resultó una coreografía que tuvo el propósito de enseñarles valores como el compañerismo, el respeto por el otro, la perseverancia y el amor por las tradiciones. 
Yo enseño esto porque lo cultural se asocia mucho a carnaval y si, ese es nuestro eje, pero también trabajo esa parte muy lúdica y les enseño las danzas, las teorías y todo lo bonito que tiene nuestra fiesta. dice al recordar aquella tarde. 
Sin duda, al profe Hugo le gusta lo que hace. Pasa sus días rodeados de niños que con cada saludo que le dan, demuestran su gran aprecio por el profesor que los educa. Paco paco, por su parte, siempre está ahí, dentro de él. “Yo soy carnaval los 365 días”, dice. Porque para Hugo, esta fiesta se refleja en la alegría con la que trabaja cada día. 
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Una Pesadilla Carnavalera

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Mónica Lindo: La pasión infatigable

"El baile, además de ser mi pasión, también es mi proyecto de vida"

- Mónica Lindo
Por Mauricio Brochet.
En el corazón del vibrante Carnaval de Barranquilla, reside una figura central cuya pasión y dedicación han dado forma al alma festiva de la ciudad durante décadas. Mónica, directora de la comparsa “Torito en Carnaval”, encarna la esencia misma de esta celebración colorida y enérgica. Por más de 30 años, Mónica ha sido un pilar fundamental en la escena cultural de Barranquilla. Su compromiso con el carnaval va más allá de organizar desfiles; es una devoción arraigada en su ser, una pasión que ha impulsado su vida y carrera. 
Yo tengo tantos roles dentro del carnaval que habría que mirar muy bien eso: trabajo con la Universidad del Atlántico, soy docente de planta. Tengo un grupo de investigación también y estoy trabajando en la Facultad de Educación y en Bellas Artes. Entonces, mi cotidianidad en el carnaval se asocia como en varios frentes. Yo trabajo para Carnaval [la empresa] haciendo la producción artística de los desfiles. 
Pero el camino de Mónica hacia el liderazgo en el carnaval no fue sencillo. Criada en una familia cristiana que veía con escepticismo las festividades, Mónica tuvo que desafiar las expectativas sociales y familiares para seguir su verdadera pasión: la danza.
Entré a las actividades del carnaval por Carlos Franco, porque yo vengo de una familia que son cristianos y no comulgaban mucho con el tema del carnaval. Entré a bailar con 16 años y desde ahí empieza mi participación activa como bailarina de una comparsa. 
Desde sus modestos comienzos como bailarina en una comparsa local, hasta convertirse en directora artística y académica, Mónica ha superado obstáculos con gracia y determinación. Por eso, resalta a la danza como el proyecto de vida que siempre tuvo en mente, así como su evolución de bailarina a directora de comparsa y a investigadora cultural. “Siempre hay muchas cosas que aprender”, resalta Lindo. 
Su papel como directora de “Torito en Carnaval” trasciende la mera organización de eventos. Lindo es también una educadora comprometida, compartiendo su conocimiento sobre danza y cultura en la Universidad del Atlántico. Su labor investigativa ha enriquecido el patrimonio cultural de Barranquilla y Colombia. 
Sin embargo, el éxito de Mónica no ha estado exento de desafíos. La falta de presupuesto y apoyo gubernamental han sido obstáculos constantes. Pero Mónica ha demostrado una habilidad innata para adaptarse y encontrar soluciones creativas. 
Siempre los sectores se quejan de que no hay presupuesto, de que no hay equidad, de que no hay igualdad. Y bueno, entre todos los sectores que tiene el país (económico, social, político, etc), el cultural siempre ha sido los que históricamente ha estado más afectado.”
Mónica ha impactado la vida de muchas personas, inspirando a jóvenes bailarines y promoviendo la inclusión social a través del arte. Su compromiso con el carnaval va más allá de los días de celebración; es una dedicación constante que impregna cada aspecto de su vida. 
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El maestro que transforma el carnaval

“Como profesor que soy, pienso que el Carnaval es un eje pedagógico"

- Hugo Díaz Granados
Por Anelays Mendoza.
Entre las cosas más importantes de Hugo Diaz Granados es que él encarna el espíritu del carnaval durante todo el año. Tiene personaje que es conocido por muchos como Paco Paco, pero detrás de la máscara se encuentra un hombre apasionado. 
Soy Hugo Alberto Díaz Granados, nací y crecí en el corazón de Barranquilla.dice mientras sonríe grandemente. 
Hugo Alberto lleva en su sangre el fervor y la pasión por el carnaval. Desde muy joven, se sintió atraído por la magia de la celebración, y su amor por ella sólo ha crecido con los años. Recuerda con cariño las tardes de ensayos en los barrios populares donde aprendió los pasos de baile y la alegría desbordante que caracteriza al Carnaval de Barranquilla. En cada comparsa y en cada canción, encontraba una conexión con sus raíces y una fuente inagotable de inspiración. 
Amo mi ciudad, amo Barranquilla, me siento orgulloso de esa Barranquilla, la defiendo. 
Pero la vida de Paco paco es mucho más que sólo el carnaval. Él es docente de profesión y ha dedicado su vida a la educación de las generaciones futuras desde que ingresó a la escuela como joven maestro. Por eso, ha dejado una huella indeleble en la vida de sus estudiantes. 
Para hacer que los niños vivan en un ambiente cómodo, nosotros somos los que nos tenemos que adaptar a ellos. No ellos a nosotros.resalta el docente. 
Con una sonrisa característica, acompañada de su humor constante, su amor por los niños lo inspiró a convertirse en un personaje emblemático, escuchándolos e incluyéndolos a la celebración, así inició su trayectoria.
Lo bacano de mi materia es que no se califica, yo no escojo a que vayan a mi curso, me escogen a mí. Yo ahí aprovecho para enseñarles muy lúdicamente el amor por nuestras tradiciones, el tema del carnaval, pero con guantecito de seda porque estaba un poco satanizado. 
Su compromiso con la educación se refleja no sólo en el aula, sino también en su trabajo como monitor y guía para los jóvenes talentosos de Barranquilla. Organizando talleres y actividades extracurriculares para fomentar el desarrollo de sus alumnos, los ayuda a descubrir sus habilidades y alcanzar su máximo potencial. 
Mucho de sus estudiantes han seguido sus pasos y han encontrado el éxito en campos como la música, el arte y el deporte, gracias al apoyo y a la orientación de Hugo Alberto, Paco paco.Él considera que el carnaval es un eje pedagógico, por eso lo usa para enseñar a otros. 
A través del carnaval podemos enseñar muchas cosas lindas, muchos valores en los niños. Siempre trato desde mi personaje sembrar, despertar, incluir el sentido de pertenencia por nuestras cosas. 
Pero lo que realmente distingue a Hugo es su papel como padre. Con dos hijos que tienen condiciones especiales, ha enfrentado desafíos que pocos pueden imaginar. La vida le ha presentado obstáculos difíciles de superar, pero él los ha enfrentado con valentía y determinación en cada paso del camino. Ha sido un modelo a seguir para sus hijos Luis Carlos y Samuel al enseñándoles el valor del amor, la perseverancia y la esperanza. 
Después de la muerte de Joselito, cuando los tambores se callan y en los vestuarios se guardan, Hugo regresa su papel de maestro y padre con la misma pasión y dedicación. Continúa impartiendo sabiduría en las aulas y brindando apoyo incondicional a su familia. Pero su compromiso con el carnaval no termina en febrero; él lleva consigo el espíritu festivo durante todo el año, utilizando su personaje de Paco Paco como una herramienta para enseñar valores y promover el sentido de pertenencia en su comunidad. 
Soy un convencido que el Carnaval de Barranquilla es más que cuatro días, porque mientras haya sonrisas que compartir y corazones que alegrar, seguiré bailando al ritmo de la vida, llevando el espíritu del carnaval en cada paso que doy. 
Paco paco no es un disfraz. Es una expresión de su identidad y una forma de conectar con la gente de Barranquilla. A través de su personaje, ha llevado alegría y diversión a miles de personas, animando las calles con su energía contagiosa y su carisma único. 
Pero más allá de la diversión, es un símbolo de la tradición cultural de Barranquilla, como un recordatorio de la importancia de mantener viva la herencia de nuestros ancestros. Más que un simple espectador de la fiesta, quería ser parte de ella. Quería compartir mi energía contagiosa con el mundo y, sobre todo, celebrar la vida juntos a mis hijos., dice Hugo Alberto. 
Su vida es un testimonio de cómo el amor, la dedicación y la pasión pueden trascender a cualquier obstáculo. Su legado perdurará por generaciones y todas las personas que tengan el privilegio de conocerlo, se llenarán de inspiración. Con su historia de vida nos deja una enseñanza a todos: en los momentos más oscuros, siempre hay luz al final del camino.”, finaliza Paco paco con una gran sonrisa, la misma con la que nos recibió.