Álvaro Alfonso Iglesia Atencio es un hombre nacido en Barranquilla en el año 1947. Con 78 años de edad, es un símbolo viviente de la tradición y el esfuerzo en el Paseo Bolívar, donde ha trabajado por más de siete décadas. Desde 1954, con solo siete años, inició su vida laboral en la venta de periódicos, una actividad que ha desarrollado con dedicación y éxito desde 1974 en su legendaria esquina en el centro de la ciudad.
Álvaro es una figura conocida y querida por los visitantes y clientes habituales. Su puesto, decorado con un colorido despliegue de periódicos, revistas y libros, no solo es un lugar de compra, sino un punto de encuentro para la comunidad. Es fácilmente reconocible por su chaleco azul con el logo de El Tiempo, su característica boina, y su barba y bigote ya completamente encanecidos, que marcan su sabiduría y experiencia.
Don Álvaro es el orgulloso de una familia numerosa. Es padre de ocho hijos, abuelo de 29 nietos y bisabuelo de 10 bisnietos, quienes lo ven como un ejemplo de trabajo duro y honestidad. Gracias a su esfuerzo, logró no solo construir su casa propia, sino también financiar sus estudios y los de sus hijos, asegurándoles un futuro mejor.
Con una rutina constante y disciplinada, Álvaro abre su puesto a las 7 de la mañana y lo cierra a las 5 de la tarde. Durante estas horas, su energía y carisma atraen a una clientela diversa, desde jóvenes en busca de revistas hasta adultos mayores que recuerdan con cariño su trato amable. Su sonrisa contagiosa y su espíritu alegre lo convierten en un ícono del centro de Barranquilla. Es un hombre profundamente creyente, Álvaro atribuye su éxito y longevidad a su fe en Dios. Además de trabajar, se dedica a compartir palabras de aliento y consejos con quienes lo rodean. Para él, su puesto no solo es un negocio, sino un ambiente para crear relaciones humanas y dejar un impacto positivo en la vida de los demás.
Álvaro Iglesia no solo representa el esfuerzo y la dedicación, sino también la historia de Barranquilla. Su esquina en el Paseo Bolívar es testigo de décadas de cambios sociales y económicos, pero su presencia constante recuerda a todos la importancia del trabajo honesto y el valor de mantener vivas las tradiciones. Es un hombre que ha vivido una vida llena de propósito, demostrando que, con perseverancia, se pueden superar las adversidades y construir un legado que trasciende generaciones. Sus clientes, amigos y familiares lo ven como un ejemplo de resiliencia, generosidad y amor por la vida.
Por: Katerine Sofía Daza Suarez