Por: Andrea López Brito
No hay duda alguna de que esos coloridos picós que se encuentran en varios lugares de Barranquilla y que retumban cada vez que se encienden, conectan personas con el pulso de la música, pero ¿qué pasa a más de 9.000 kilómetros de distancia? O incluso, ¿a más de 15.000 kilómetros? ¿hasta dónde llega esa magia de los picós?
Lo que muchos todavía no conocen es que esta parte de la cultura del caribe colombiano ya ha traspasado fronteras nacionales e internacionales. A continuación, Stefanos Donikian, dueño de “La Saramuya” y Tom Noonan, uno de los dueños de “El Gran Mono”, cuentan las historias detrás de estas representaciones fuera de Colombia.
Con un acento que demuestra una extensa mezcla de culturas Stefanos Donikian saluda a través de la cámara. Rápidamente, y en español, cuenta de este tema del que se nota emocionado. Su bebé, como lo llama, lleva por nombre “La Saramuya” y su concepción se remonta al 2018, año en el que, por invitación de un amigo fotógrafo, asiste por primera vez al Carnaval de Barranquilla.
Recuerda que, en medio de ese caos típico de un sábado de Carnaval, se sintió como en casa, que en este caso con su amplia mezcla cultural podría ser Grecia, Armenia o Etiopía. Dice que, todo eso que era nuevo, se sentía familiar. Se sentía abrazado de la cultura costeña.
-De camino de Soledad para ir a la Vía 40 vi unos picós en la calle – explicó con la fascinación que le debió producir en aquel entonces.
En el trayecto del aeropuerto pasó por una de las rutas más importantes de la ciudad y donde se concentra gran parte de la celebración más importante durante el año. Inmediatamente quedó sorprendido por los picós que veía y luego de algunas preguntas y aclaraciones por parte de quienes los acompañaban quedó en su mente el deseo de tener un picó, sin embargo, no como se lo plantearía más adelante.
La música africana que escuchaba frecuentemente en los parlantes durante su estadía lo hizo recordar a la música con la que creció. Y como muchos extranjeros, decidió regresar al carnaval al siguiente año… y al siguiente.
Cuenta que durante la pandemia que el mundo atravesó decidió dejar su trabajo, en parte porque se quería empapar de la cultura picotera. Las incertidumbres no faltaron, no sabía a qué destino quería llevar el picó o incluso, si quería quedarse en Barranquilla. Sin embargo, decidió primero construir su picó y luego ver lo que sucedía.
Sobre el arte, elemento característico y distintivo de estos equipos, dice que es una mezcla de su historia con una historia que quería contar. Pocos picós tienen nombres femeninos, de este punto se conocerá más adelante, mientras tanto, esta era una motivación más para que Atenas, heroína de la mitología griega tuviese ese papel protagónico en el arte. Atenas está luchando con Poseidón, a quien retratan en muchos otros picós. Es un mensaje que comunica que La Saramuya se está haciendo paso, y está haciéndose sentir, mientras comparte esa música hipnótica, tal como las sirenas que con sus intoxicantes voces intentaban seducir a Ulises y su tripulación.
Otra característica especial de sus picós son los nombres. “La Saramuya” parece un término totalmente desconocido, pero realmente, es más bien un término en desuso. Mientras aprendía español, Stefanos recuerda que escuchó una canción de Andrés Landero.
Saramuya. Esa palabra quedó en su mente, preguntó sobre el término, pero fue la abuela de una de sus amigas quien lo sacó de la duda. Es una palabra antigua que se refiere a una mujer alegre y coqueta
-Y yo me dije ya. Ok. Ese va a ser el nombre de mi picó – Con determinación toma su decisión y tras consultar si la palabra podría resultar como un término hiriente o machista, no recibió más que apoyo, por lo que decide dejar ese nombre.
El debut de La Saramuya se dio en Mar del Sol en Barranquilla. Comparte que la reacción por parte de las personas, incluso de otros picoteros, fue muy buena. Lo mismo en Grecia, donde luego de tres meses llegó el picó.
Al inicio las fiestas eran pequeñas, luego llegó a escenarios como la plaza central de Atenas bajo la Acrópolis.
– Poner un pico en la plaza principal de Atenas con miles de griegos y turistas pasando. Allá la reacción fue increíble- recuerda aquella presentación, agregando que las personas griegas, colombianas y latinas estaban gozando como si fuese el Caribe.
Cuenta que el reto más grande fue que realmente no existía un plan o diseño que les permitiera saber cómo construir el picó. Por lo tanto, su principal ayuda fue una pequeña replica de un picó, videos y fotos de referencia que ellos mismos recolectaron.
-Nos tomó un largo tiempo y fue bastante difícil asegurarnos que era el diseño correcto, la forma correcta…– continúa dando a entender que querían ser fieles a los picós tradicionales como El coreano y El lobo.
El nombre tiene una historia interesante. Es un juego de palabras con el nombre del animal y el apodo “mono” que les dan en la costa caribe colombiana a quienes tienen el cabello de color claro o a los extranjeros, era una manera de divertirse un poco con el nombre. La otra parte de la inspiración nace de la portada de un famoso álbum de Reggae llamado “Return of the super Ape” del artista Lee “Scratch” Perry que plasma en su portada un mono.
La magia tras el arte estampado en el picó esta una vez más en el maestro William Gutiérrez.
– Tal como mencioné la inspiración inicial para el arte fue un álbum de reggae- continúa compartiendo que querían ver la cultura australiana y colombiana representadas en el picó, por tal razón se pueden ver partes icónicas de Melbourne incluidas.
-Enviamos estas referencias al maestro William y él creó un collage para nosotros- una vez recibido el diseño decidieron seguir con este proyecto.
Sobre las diferencias cuenta que nunca quisieron ser una copia, sino, una manera de homenajear la tradición picotera. Su performance se tuvo que adaptar a las diferencias culturales del país, incluyendo incluso bailarines para asegurar que la audiencia se conectara con lo que se presentaba.
“Un registro fotográfico de los primeros años de El Gran Mono”, así es como describe uno de los proyectos principales que tienen a futuro, teniendo como objetivo un proyecto que posteriormente se convierta en un documento histórico, buscando que vaya más allá de lo online.
Con notable orgullo recuerda que sus momentos favoritos es cuando los colombianos se acercan y les dicen que han disfrutado la fiesta o que aman asistir a los eventos.
-Sabes, realmente eso habla de las razones por las que decidimos iniciar el proyecto, son esos momentos los que son realmente especiales para nosotros.
Su página de Instagram y Facebook suman ya casi treinta mil seguidores, una cantidad impresionante cuya estrategia principal busca conectar a través de los posts con las personas que, por distintas razones, como la distancia, no pueden disfrutar del picó frente a frente. Menciona un tema relevante, el papel de la mujer Sobre esto dice que siempre han sido conscientes del tema, por lo tanto, intentan siempre tener la participación de las mujeres como DJs o performers.
“Divertido, hacer homenaje y progresivo”. Así responde la pregunta de cómo describiría al picó, además, dice que mientras intentan nuevas cosas intentan honorar el pasado.
-En los años sesenta y setenta mientras más mujeres tuvieran un picó, más exitoso era. Por eso las mujeres no pagaban en las taquillas – explica la estrategia que se utilizaba en aquel entonces.
Y aunque en la actualidad esa dinámica ha cambiado a un pago parcial o total por parte de las mujeres, las relaciones de poder no han tenido muchas transformaciones, manteniéndose el poder concentrado en los hombres.
En Barranquilla, Cartagena e incluso internacionalmente ya hay mujeres picoteras que se están empoderando. Y aunque todavía existen barreras, pensamientos machistas e incluso la idea que por ser mujer no van a ejecutar este arte correctamente, el empoderamiento de las mujeres, acompañado de cambios por parte de los hombres, quienes ahora motivan la participación de ellas en este espacio cultural, construye un panorama positivo y ambicioso para las mujeres.
Las mujeres siempre han estado presentes en el mundo picotero, pero muchas veces el reconocimiento se les daba a sus compañeros hombres. Un ejemplo de este poder femenino es Ángela Arias, quien fundó en 1986 el picó “El Rey de Rocha”, considerado el más importante en Cartagena. Parte de los resultados positivos del reconocimiento de la mujer se debe a las investigaciones que han permitido visibilizarlas en estos espacios.
Sobre el concepto de picotera Iriarte cuenta que es un término que está en construcción pero que, para ella, es la autoridad de la fiesta. Espera que este concepto se pueda expandir a más comunidades incluidas aquellas donde todavía significa alguien que solamente asiste a la fiesta.
Nombre: La Saramuya
Propietario: Stefanos Donikian
Año de creación: 2022
Ubicación: Atenas, Grecia
Redes sociales: @lasaramuya
Construcción: Colombia
Nombre: El gran mono
Propietario: Tom Noonan, Johnny el Pajaro
Año de creación: 2018
Ubicación: Melbourne, Australia
Redes sociales: @elgranmono.pico