Los picoteros explican que la extorsión está alimentada por una percepción errónea, porque sus picós suenan cada fin de semana y reúnen a grandes grupos de personas, se cree que están generando enormes ingresos. “Ellos creen que, porque uno está tocando todos los fines de semana nos estamos haciendo millonarios. Pero eso nosotros lo hacemos porque nos gusta, por la pasión de tocar y hacer bailar a la gente”, explicó Támara.