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Mily Iriarte: pickotera (con “a”)

Por: Andrea López Brito

Históricamente, la mujer no ha sido reconocida en los espacios en los que se desenvuelve, o por lo menos, constantemente es representada en una posición de subordinación frente al hombre. La cultura picotera no ha sido ajena a esta situación. A pesar de esto, actualmente se pueden encontrar algunos ejemplos de figuras femeninas que han empezado a construir y abrir camino para las mujeres picoteras.

El perfil de Instagram de Miliceth “Mily” Iriarte recibe con tres poderosas palabras a quien llega a su página: Champetúa. Vegana. Feminista. Oriunda de Turbana, un municipio ubicado a 35 minutos de Cartagena, esta mujer de sonrisa contagiosa cuenta que su relación con los picós nace desde una temprana edad debido a que su familia hacía uso constante de estos aparatos.

Recuerdo que escuchaba mucho los LP ― cuenta con un tono nostálgico refiriéndose a los “long play” o discos de larga duración ― … pero de los 90. El pato. En ese momento le llamaban terapia a este tipo de música. Entonces, con mi familia, sobre todo materna, los Iriarte, eran los más Champetú.

En alguna fecha entre 2010 y 2011, la cual no recuerda con exactitud, conoció a Rafael Escallón, historiador, artista e investigador del Caribe Colombiano, quien se convertiría en una figura relevante en la preparación de Mily. Escallón la invita a participar en un proyecto de investigación de las mujeres en la champeta. Iriarte recuerda como un gran momento en su vida la vez que el investigador la llamó champetúa.

Era la primera vez que una persona me llamaba champetúa de una manera reivindicante, no de manera peyorativa.

dice con una expresión y tono liberador.

Desde una nueva perspectiva inclinada hacia el feminismo, Mily, quien para aquel entonces tenía un título como administradora de empresas, inicia su carrera como investigadora, indagando y redescubriendo sobre las mujeres en la champeta. Para el 2017 encontró un poco más de 30 mujeres artistas en Cartagena. Estas investigaciones quedaron documentadas en un proyecto llamado “Papel de las mujeres en la cultura champeta.

Justo después de la publicación de su artículo Iriarte empieza a analizar la presencia de las mujeres al rededor del picó y se da cuenta de que, aunque la mujer existe en este espacio, su papel se limita a ser bailarinas o cantantes, pero casi nunca ocupan el lugar del picotero, aquel que dirige y anima la fiesta.

¿Qué es una picotera?, fue la pregunta de la cual partió Iriarte. Entre las respuestas que encontró está que es aquella que anima el baile, o la mujer que proviene de una familia picotera. Sin embargo, ella consideraba que la mujer también podía estar llena de poder, de dirigir la fiesta, tal como el picotero. Fue entonces cuando decide investigar desde adentro y crea el nombre que la sigue acompañando hasta la actualidad: Pickotera Mily Iriarte”. Aunque dice que al inicio lo veía como una idea loca, poco a poco inició su proceso de aprendizaje y ese nuevo proyecto tomó un gran significado.

Ya yo hacía fiestas. Yo iba con mi computador, con el mismo donde hacía los textos, que no era para eso, y tocaba los samples con el teclado ― recuerda.

Desde hablar con el micrófono hasta samplear, Mily se tomó la tarea muy en serio para aprender todas aquellas habilidades necesarias para lograr construir su performance y convertirse en una artista sobresaliente para que, entre otras cosas, no existiría la excusa de “no eres lo suficiente buena y por eso no te invitamos. Progresivamente empezó a recibir pagos por su nuevo oficio y, así, pudo comprar los equipos necesarios para sus presentaciones.

Hoy en día dice que es una “picotera investigativa” porque, mientras estudia para graduarse como historiadora y gestora patrimonial, sigue investigando y generando conocimiento valioso en la cultura picotera y champetúa.

―Yo hago trabajos investigativos, pero también hago videos, voy a fiestas, animo.

Del no reconocimiento al empoderamiento

Con gran orgullo acepta que actualmente es reconocida como un referente y añade que es importante ir abriendo camino para más mujeres, porque si bien, el panorama actual del rol de la mujer dentro de la cultura picotera ha mejorado notablemente, existen todavía problemáticas y retos.

A través de un poco de historia, Mily cuenta que las mujeres nunca han sido ajenas a esos retos. Al contrario, han tenido que sobrepasar fuertes luchas para ser reconocidas en todos los aspectos de la vida, no siendo los picós la excepción. Con la transmisión oral pudo entender que antes la función de la mujer en los espacios picoteros era atraer público.

-En los años sesenta y setenta mientras más mujeres tuvieran un picó, más exitoso era. Por eso las mujeres no pagaban en las taquillas – explica la estrategia que se utilizaba en aquel entonces. 

Y aunque en la actualidad esa dinámica ha cambiado a un pago parcial o total por parte de las mujeres, las relaciones de poder no han tenido muchas transformaciones, manteniéndose el poder concentrado en los hombres.

En Barranquilla, Cartagena e incluso internacionalmente ya hay mujeres picoteras que se están empoderando. Y aunque todavía existen barreras, pensamientos machistas e incluso la idea que por ser mujer no van a ejecutar este arte correctamente, el empoderamiento de las mujeres, acompañado de cambios por parte de los hombres, quienes ahora motivan la participación de ellas en este espacio cultural, construye un panorama positivo y ambicioso para las mujeres.

Las mujeres siempre han estado presentes en el mundo picotero, pero muchas veces el reconocimiento se les daba a sus compañeros hombres. Un ejemplo de este poder femenino es Ángela Arias, quien fundó en 1986 el picó “El Rey de Rocha”, considerado el más importante en Cartagena. Parte de los resultados positivos del reconocimiento de la mujer se debe a las investigaciones que han permitido visibilizarlas en estos espacios.

Sobre el concepto de picotera Iriarte cuenta que es un término que está en construcción pero que, para ella, es la autoridad de la fiesta. Espera que este concepto se pueda expandir a más comunidades incluidas aquellas donde todavía significa alguien que solamente asiste a la fiesta.

Emperadoras

Emperadoras es el nombre de la primera y única agrupación musical de champeta compuesta por mujeres, más exactamente 10. De este grupo hace parte Mily como su creadora y actual manager. De la historia del grupo cuenta que en pandemia deciden juntarse luego de hacer varios encuentros de mujeres, muchas de ellas pioneras en sus áreas. Con canciones diferentes y música que hace parte del cambio, Emperadoras se convirtió en el año 2020 en el primer proyecto de champeta grupal donde las integrantes son en su totalidad mujeres.

“Me decían que por ser mujer no era la mejor opción

pero un día alcé mi voz

no necesito tu aprobación,

escúchame que ahora vengo yo”

“Ha llegado el momento,

fuerza y resistencia,

tuvimos paciencia, ahora es que yo brillo

ha llegado el momento,

di no a la violencia,

que no se repita la historia que hoy te cuento”

No estás sola - Emperadoras

La pickotera Mily Iriarte es uno de los ejemplos de que la mujer, sin duda alguna, puede llegar a posiciones de poder en la cultura picotera. Con su estilo revolucionario, innovador y amoroso”, como ella misma lo define, está marcando las bases para que una nueva generación pueda construir firmemente el papel de la mujer picotera. Iriarte es un símbolo de resistencia y transformación en este espacio que anteriormente fue dominado totalmente por los hombres. Mily Iriarte inició este nuevo capítulo de la historia picotera sobre el cual ahora muchas mujeres podrán escribir también.

Iriarte afirma que emperadoras es una agrupación feminista, antirracista, antipatriarcal y anti-transfóbica, que con sus canciones le apuesta a la resistencia y aboga en favor de las mujeres y las diversas identidades sexuales. Entre los aportes culturales que ha hecho Iriarte también se encuentra el trabajo con los niños y jóvenes, quienes, según sus palabras, están en la edad en la que pueden aceptar la información de manera más fácil para generar transformaciones, para entender los derechos de las mujeres, las identidades sexuales y demás.