En los ojos de un papá

Hernán tiene 48 años, tiene a Diego, su único hijo de 20 años que va a cursar sexto semestre de Ingeniería Civil. Hernán tenía una relación bastante cercana con su hijo, este le contaba de todo y pasaban mucho tiempo juntos, todo esto hasta que llegó el cuarto semestre de su hijo. 

Hernán empezó a notar como su hijo empezó a cambiar, era más frio, no hablaba casi, siempre estaba cansado y no se le sentía como la misma persona. Su padre dice que fue raro, ya que vio como a lo largo de las semanas su hijo empezó a cambiar, al principio todo era como siempre, su hijo estaba alegre, convivían muy bien y salían bastante seguido. 

Al llegar la semana 4 y 5 las cosas se complicaron mucho por primera vez, Hernán se preocupaba mucho porque su Diego llegó toda una semana a las 9:30PM, y la universidad se encuentra a una hora de la casa, su papá pensaba que se iba a otros lados después de salir de clases, pero su hijo le decía que estaba allá, haciendo tareas que no entendía y estudiando para los parciales. Hernán no le creyó mucho, pero confió. 

Los días siguieron pasando y después de salir de parciales Hernán pensaba que tal vez Diego estaría más libre y podrían salir a pasear uno de esos días como solían hacer, pero no fue así, hasta los fines de semana Diego se la pasaba metido en su cuarto, estudiando y haciendo tareas hasta altas horas de la noche, tanto que incluso su papá tuvo que apagar los tacos de la luz una noche para que su hijo pudiera descansar, ahí fue que Hernán se empezó a preocupar de verdad por lo que los estudios le causaban a su hijo. 

Y es que Diego siempre fue un niño juicioso, desde el colegio y hasta en los primeros semestres de la universidad, todo esto fue hasta que llegó a su cuarto semestre, donde su comportamiento empezó a cambiar. Al no poder ignorar la situación, Hernán tuvo que preguntarle directamente a su hijo que le sucedía, este le contó después de resistirse, le dijo que se sentía tonto, que no se sentía bien y que la universidad lo estresaba demasiado, que él siempre tenía buenas notas y que ahora se dejaba la vida estudiando y aun así no sentía que avanzaba. Hernán inmediatamente lo abrazo y le dijo que él no era un inútil, que las cosas eran duras pero que a veces éramos nosotros mismos quienes las hacíamos ver imposibles. 

Después de esa noche su padre se dispuso a contactar a sus amigos hasta conseguir un buen psicólogo, le comentó a Diego y él tuvo muy buena disposición. El día que fueron fue solo el inicio de una gran mejora para su hijo, no se sentía tan tranquilo en semanas, aprendió a manejar mejor su tiempo y sus sentimientos, vio mejorías en sus notas sin tener que dejar su vida mientras estudiaba, volvió a salir más con su padre como antes y así ha sido desde entonces. 

Hernán, desde los ojos de un padre notó cómo su hijo estaba pasando por momentos difíciles causados por la responsabilidad que muchas veces cargan los jóvenes, como mantener siempre la excelencia y no poder fallar y tener cargas académicas muy altas en ocasiones. Diego contó con la suerte de que su padre supo reconocer que algo no estaba bien con él y decidieron buscar ayuda.

Ahora la historia es diferente, padre e hijo disfrutan y se ayudan mutuamente, Diego le da gracias a su padre por haberle ayudado, ya que, aunque todo padre está dispuesto a hacer de todo por sus hijos, situaciones como esta pueden llegar a quedar fuera del radar de los padres de familia, y como resultado, los jóvenes sufren en silencio. 

Daniela

¿Qué edad tiene su hijo y en que semestre está? 

Tiene 18 años y está ahora en tercer semestre de derecho. 

 

¿Teniendo en cuenta que es de los primeros semestres ha notado que la universidad haya afectado a su hijo de alguna manera? 

Si, de primer semestre a este es casi que otra persona, en primer semestre se estresaba demasiado, decía que le iba muy mal y se ponía a hablar del colegio, que antes sacaba mejores calificaciones y eso lo hacía sentir mal, andaba de mal humor, trasnochaba y no se le veía feliz. En segundo ya fue un poco más tranquilo, aunque no de todo, mejoró en cuanto a medirse siempre por la nota que saque, también le dijimos que no siempre se podía ganar o pasar como uno lo quiere y que a la final eso es una enseñanza de la vida, cosas que le pasan a uno a esa edad pero que uno va creciendo con ello. Este tercer semestre se le ve mucho más tranquilo, sigue preocupándose, porque sigue siendo muy responsable, pero ya no vive con ese estrés todos los días que no lo dejaban vivir el resto de sus días. 

¿Qué tipo de conversación tuvieron? 

No fue una sola conversación, fue como un proceso ya que no era decirle que hacer, todos los días uno quiere ver a sus hijos bien entonces uno se preocupaba y trataba de guiarlo para que no se desvelara por todo y que una nota no lo definía y digo eso de que no fue una conversación porque fue más bien como un apoyo constante, por ejemplo, a veces le mandábamos por WhatsApp videos de tips para estudiantes y cosas así, incluso como uno estudiaba antes y nuestras experiencias en esas situaciones. Como tratar de guiarlo, pero no decirle que hacer para que el mismo adquiera esa experiencia. 

 

¿Qué cree que pueda causar estas situaciones en las que los estudiantes pasan por tanto estrés? 

Las expectativas que se ellos mismos se crean, porque claro que la carga académica existe, pero a veces el mismo manejo que ellos se dan de su tiempo y de lo que creen que deben lograr hacen que no tengan forma de poder estar como balanceados desde el inicio. Aunque realmente es más bien como una influencia de 50/50 tanto del ambiente como de ellos y pues el ambiente son los profesores, la familia, y los resultados con los que los miden, por ejemplo, los profesores cuando los comparan con cursos anteriores que mi hijo me ha dicho que ha pasado. Cuando la familia les mete en la mente que solo serán buenos si sacan tales notas o que deben ser los mejores si o si porque para eso les pagan y cosas por el estilo. 

 

¿Hoy en día esta es una preocupación de la salud mental frecuente entre su círculo social? 

De alguna manera si, pues en mi circulo todos somos papás y nuestros hijos ya están algunos en la universidad o a punto de salir del colegio y mientras algunos contamos esas historias otros se preocupan pensando de que tal vez sus hijos pueda llegar a pasar lo mismo, y es que aun así no es algo que se hable para prevenir, solamente se habla cuando pasa, o sea no hay tanta educación sobre la salud mental y manejos del estrés o cosas de ese tipo, y uno cuando ya es papá y sabe que esas cosas le pueden pasar a sus hijos más seguido de lo que uno cree, se piensa que debe haber un poco más de información para prevenir.