Museo Romántico

Historia transformada en polvo: El Museo Romántico de Barranquilla

Por: Juliana Campo Serrano

El ser humano siempre ha sentido una atracción a sus orígenes, a conocer lo que fue del pasado. Dentro de este, encontramos fantasmas que deambulan por nuestro presente, recordándonos lo hemos sido. Existe una atracción por entender que es lo que hemos sido más allá de lo que podemos ver en nuestro presente y es en la historia que podemos encontrarlo. Los museos son lugares para que el humano pueda entender su humanidad a lo largo del tiempo, es un lugar para hacer vivir y sentir los fragmentos. En el barrio El Prado, existe una enorme casona republicana de color amarillo, que buscaba poder almacenar todo lo que fue Barranquilla en un solo lugar, que se llamo el Museo Romantico de Barranquilla. Al entrar a este lugar, sientes como el tiempo lo ha dejado en el olvido. Las paredes están rotas, los artefactos llenos de polvo. Un lugar que fue destinado para recordar quedo envuelto en la oscuridad, es inevitable imaginarse los fantasmas de la historia que lo habita. La idea de crear un museo que albergará toda la historia de Barranquilla fue gracias a Alfredo de la Espriella. Buscar una palabra para lo que es de la Espriella es imposible, historiador, cronista, periodista, director de un museo. Gabriel García Márquez solía llamarlo el oráculo de Barranquilla. El era el pilar del Museo Romántico de Barranquilla, fue su director desde que abrió sus puertas en 1983, por supuesto, haciendo honor a su musa, Barranquilla, el 7 de abril, mismo día que cumple. De acuerdo con el libro De la Espriella: Huellas de un Cronista, Alfredo siempre tuvo en mente la idea de crear un museo para la ciudad, es por esto, que le dijo a sus grandes amigas ese sueño: tener un lugar exclusivo, donde guardar la memoria histórica de Barranquilla. Asimismo, además de ser un sueño cumplido, también tuvo como finalidad tener un lugar para conservar la memoria histórica de la ciudad, había un lugar donde se podía organizar el archivo de la ciudad con el fin de suministrar datos, estadísticas y todo aquello cuanto permita a interesados, conocer a fondo importantes etapas del crecimiento de Barranquilla, que ayuden al mismo tiempo, en la preparación de tesis, libros o estilos sobre nuestra cultura en general. Fue con la ayuda de las hermanas Carmen y Esther Freund Strunz, herederas de una familia judía que llegó a la ciudad en el siglo pasado y mujeres dedicadas a la labor social y como Alfredo compartían también el interés por lo cultural, lo tradicional y todo lo referente a la historia de la ciudad. En su testamento, le dejaron la casona que fue la sede en Barranquilla del Consulado Americano en el año 1920 para que realizará un lugar en donde la historia barranquillera pueda descansar. Esta edificación, que se encuentra ubicada en la carrera 54 No. 59-199, cuenta con 772 metros cuadrados y tiene 15 salas. El museo cuenta con un archivo extenso de tres mil fotografías a partir del siglo XIX y tiene una documentación extensa en todos los formatos. Mostrando lo que ha sido de la ciudad y su desarrollo. Muchas de las piezas que ayudaron a que el museo tomará forma fueron donadas por ciudadanos prestantes. Para Alfredo, esta era la mitad de su vida. En este lugar mágico podía buscar la historia que tanto amaba y podía vivirla una y otra vez. Hacía grandes esfuerzos para poder mantenerlo, de su propio bolsillo sacaba el dinero para poder conservarlo y hacía todo lo posible para poder conseguir fondos para mantenerlo. Los ingresos que recibía el museo era de las boletas que cobraban a quien los visitaba. Nunca recibió algún apoyo económico por parte de las autoridades, esto se debe a que era una entidad privada

Los últimos años del Museo Romántico

Por: Natalia Nigrinis De La Ossa

Para los años veinte, Barranquilla empezaba a expandirse como ciudad capital del departamento del Atlántico. La ciudad estaba en pleno apogeo de crecimiento industrial y comercial y su puerto marítimo le permitía a la ciudad posicionarse como una de los territorios colombianos con futuro más próspero. Unos 18 años más tarde, el barrio el prado recibió un regalo de parte de una familia barranquillera: una vieja mansión con arquitectura clásica del barrio que se convertiría luego, de la mano con el periodista Alfredo De La Espriella, en una de las oportunidades culturales más grandes para la ciudad. El Museo Romántico de Barranquilla, representaría, en ese entonces, una oportunidad única para la ciudad para que quien lo visite, pudiera conocer sobre los hechos históricos que han construido a la ciudad, y sobre todo, disfrutar de su arquitectura. Sin embargo, actualmente el museo cuenta con dos caras cuando se busca de él en internet: la primera, búsquedas y reseñas en trip advisor sobre lo imperdible que es el plan de visitarlo, y las noticias publicadas en periódicos como El Tiempo o Blu Radio sobre el abandono en el que se encuentran. Según el Sistema de Información de Museos Colombianos, proyecto del gobierno colombiano, el museo romántico es el único lugar donde se puede encontrar toda la información de la historia de la ciudad. El museo cuenta con aproximadamente unas 20 mil piezas históricas que a medida que recorras la mansión, te narran la historia de la ciudad. Sin embargo, actualmente, el museo se encuentra en un estado de decadencia, donde es una duda recurrente que pasará en el futuro con este espacio cultural, y quién es el responsable de que una parte de la historia de la ciudad, esté cada día peor. Christian Zuleta, residente del barrio, recuerda cuando el museo aún era un sitio por visitar, aún así, relata que a pesar de que estaba un poco desgastado, donde ya las paredes se estaban cayendo y visitarlo no valía la pena, ya que no sirve de nada visitar algo que ya está en la ruina. El profesor de arquitectura y experto en el Barrio el Prado, Juan Pablo Maestre, nos contó un poco sobre la historia del museo, afirmó que “La arquitectura del Museo Romántico tiene una particularidad, dado que la casa originalmente era de la Familia Freund Strunz y respondía a un corte estético de influencias neoclásicas. Tras la cesión del inmueble a la Fundación Museo Cultural de Barranquilla, en los años 80, la casa fue remodelada dando una apariencia estética neo colonial, con balcones de madera y tejadillos con teja de cañón, así como también, una notable cantidad de molduras.” Con pintura amarilla casi que desintegrada por completo, ventanas con rejas color cafè y telas con los colores de la bandera de Barranquilla colgando de los balcones, el museo es hoy un ejemplo de pasar de ser uno de los lugares más aclamados por la ciudad y visitados por los turistas, a ser una mansión sin luz ni agua, con deudas por más de 70 millones de pesos, y donde sólo se puede visitar de día, ya que en las noches, sus fantasmas son resultado de su abandono. En conclusión, un ejemplo más de uno de los fantasmas que dejó el prado.