Emisoras comunitarias del Atlántico: Voces que transforman desde la raíz

En un país donde los grandes medios dominan la escena informativa, las emisoras comunitarias del Atlántico continúan abriéndose paso como espacios de resistencia, participación y construcción social. A pesar de operar con recursos limitados y frente a una competencia desigual, estas emisoras se mantienen firmes en su propósito de representar a sus comunidades, dar voz a los sectores marginados y fortalecer la identidad cultural del territorio. Este artículo ofrece un análisis detallado sobre su panorama actual, cifras oficiales, obstáculos, aportes y proyecciones futuras dentro del ecosistema comunicativo colombiano.

Pese a sus recursos limitados y la aparición de nuevas tecnologías las emisoras comunitarias siguen ejerciendo un rol importante como medio de comunicación al servicio de la comunidad atlanticense, la participación ciudadana y la gestión como agentes para el cambio sigue contribuyendo al fortalecimiento del tejido social.

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Emisora comunitaria Fiesta Stereo, Baranoa (Atlántico)

Según el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MINTIC) en Colombia actualmente existen 1735 emisoras en el país donde 325 se encuentran bajo una tecnología de transmisión AM y 1410 FM, y de las cuales 615 son comerciales, 344 son de interés público y 776 emisoras comunitarias que prestan un servicio social en el país de las cuales 20 se encuentran registradas en el departamento del Atlántico. Son precisamente estas las que al igual que muchas otras a nivel nacional se enfrentan al desafío de mantenerse al aire. A diferencia de las emisoras comerciales, “las comunitarias a menudo dependen de donaciones de la comunidad, aportes de organizaciones sociales, proyectos específicos con financiación externa (que son temporales) y una publicidad muy limitada (tanto en volumen como en tipo de anunciantes permitidos por la regulación)”. Así lo expresó Walter Hernández, cofundador de la Radiodifusión Comunitaria Vokaribe desde 1994.

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Al sumergirnos en los datos disponibles sobre las emisoras comunitarias, lo primero que resalta es su heterogeneidad. No existe un único modelo de emisora comunitaria. Encontramos desde radios gestionadas por organizaciones indígenas que preservan lenguas ancestrales y difunden cosmovisiones propias, hasta emisoras urbanas impulsadas por jóvenes que abordan problemáticas barriales y promueven expresiones artísticas locales.

Sin embargo, este panorama también enfrenta desafíos significativos como lo es la sostenibilidad económica, la falta de recursos técnicos y la poca capacitación profesional que hace que la producción del contenido en ocasiones no cuente con la óptima calidad necesaria, limitando en muchos casos la calidad de la producción y la cobertura. Además, los riesgos de seguridad y las presiones políticas también juegan un papel fundamental debido a la obtención y renovación de licencias, a menudo engorrosa y burocrática, las cuales también representan un obstáculo para su desarrollo.

A pesar de estas dificultades, el impacto de las emisoras comunitarias en el departamento del Atlántico es innegable. Han demostrado ser herramientas poderosas para el desarrollo local, la promoción de la democracia participativa y la defensa de los derechos humanos.

Para Diego Santamaría, periodista de la emisora comunitaria Vokaribe, este medio ha servido como propulsor para impactar y promover aún más la cultura barranquillera por años y de esta misma forma crear espacios de interés entre los jóvenes de muchos sectores vulnerables.

No obstante, reconoce que la “competencia comercial” a la hora de tratar de contar con las mismas herramientas tecnológicas y de promoción es una balanza muy desequilibrada debido a que los recursos económicos y la manera de cómo conseguirlos es muy distinta.

El camino hacia la sostenibilidad de las emisoras comunitarias debe pasar por una reforma profunda en las políticas públicas. La simplificación de los procesos de licenciamiento y la garantía de su sostenibilidad económica a través de fondos estatales o iniciativas que faciliten su acceso a recursos son pasos fundamentales para garantizar su permanencia. Además, se deben fortalecer las redes de apoyo entre las emisoras comunitarias, los organismos gubernamentales y las organizaciones no gubernamentales para crear un ecosistema que favorezca su crecimiento y profesionalización. La capacitación de los comunicadores es un aspecto crucial que debe abordarse para mejorar la calidad de la programación y las emisiones de estas emisoras.

El futuro de las emisoras comunitarias en el Atlántico, y en Colombia en general, está ligado al reconocimiento que el Estado y la sociedad civil otorguen a su labor. Es imprescindible que se valore su rol como agentes de transformación social y como defensores de los derechos de las comunidades que a menudo no tienen otro canal para hacerse escuchar. Además, se deben implementar políticas públicas claras que garanticen la diversidad y la pluralidad en el ecosistema mediático, promoviendo una coexistencia armónica entre emisoras comerciales y comunitarias, sin que las primeras acaparen por completo el espacio radiofónico y digital.

Aunque los retos son considerables, el esfuerzo por parte de diversos actores para garantizar la sostenibilidad de las emisoras comunitarias continúa. Con la cooperación de la sociedad civil, el sector privado y el gobierno, se puede avanzar hacia un modelo más equitativo de comunicación que beneficie a todos los sectores de la sociedad, especialmente a aquellos más necesitados de representación y visibilidad.

Las emisoras comunitarias del Atlántico siguen latiendo al ritmo de las voces que les dan vida. Aunque los desafíos son amplios y complejos, también lo es su compromiso con las comunidades que las sostienen. El camino por recorrer exige voluntad política, inversión social y una ciudadanía activa que reconozca el poder transformador de estos medios. En un entorno mediático donde la pluralidad se ve constantemente amenazada, las radios comunitarias reafirman su lugar como garantes de la diversidad, la inclusión y la democracia. Que esta reflexión sea apenas el inicio de un debate más profundo sobre el futuro de una comunicación verdaderamente equitativa.

Referencias:
Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones. (s.f.). Mapa de la radio en Colombia. https://www.mintic.gov.co/portal/maparadio/842/w3-channel.html Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones. (s.f.). Capítulo 5: Radio Sutatenza, un modelo de radio educativa. Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones. https://mintic.gov.co/micrositios/historias-de-transformacion/831/w3-propertyvalue- 572676.html Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones. (s.f.). La historia de una emisora comunitaria que orienta a la comunidad. Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones. https://www.mintic.gov.co/portal/715/w3-article-146534.html Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones. (2022, diciembre 8). Así fue como la radio llegó a Barranquilla y Cartagena. Radio Nacional de Colombia. https://www.radionacional.co/cultura/historia-radio-colombia-llegada-barranquilla-cartagena