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UN SUEÑO CON TROPIEZOS

Siempre puntual y con una sonrisa en el rostro llega Melanie Guerra de 24 años a su lugar de trabajo. Preparada y lista para contar alguna anécdota de sus pequeños. Mis compañeros y yo siempre estamos dispuestos a escucharla. Es mamá de dos pequeñas niñas, trabaja en un call center y está cursando el décimo semestre de Ingeniería Mecánica en la Universidad del Atlántico. Es una mujer bastante optimista y determinada con su proyecto de vida. Ama las películas de acción y pasar tiempo de calidad con su familia.
El formar un hogar y ser madre siempre había estado presente en la vida de Melanie. Ella no creía en esos noviazgos pasajeros, ya que pensaba que tomar ese camino no la llevaría a cumplir su sueño. Siempre tuvo sus ideales muy claros, fue por eso por lo que en el momento de formalizar con su pareja actual siempre le habló de lo que quería para su futuro. Ella deseó que la persona que estuviese a su lado apuntara a las mismas metas, en este caso formar una familia.
Luego de mantener una relación de 6 años con su pareja, siempre que se ponía la conversación en la mesa de empezar una familia, Melanie lo evitaba a toda costa. “Aunque quería formalizar con mi pareja, yo me decía que no estaba preparada”, comenta con que no era algo por la parte financiera, sino por la parte emocional. Solo dos meses antes de su primer embarazo tuvo una conversación con su pareja donde expresaba que ya contaba con la suficiente estabilidad emocional para traer un ser humano a este mundo, “fue como si la hubiésemos manifestado” me comentaba ella. Melanie no estaba preparada para todo lo que se venía, pero entendía que si un año antes le hubieran planteado la situación habría tenido un pensamiento completamente diferente.
Para confirmar la noticia, ella se aseguró primero de compartirla con su pareja, “no soy muy romántica así que le dije por videollamada” comentaba. Se hizo los respectivos exámenes generales para ver que todo estuviera bien y poder comentarle a sus seres queridos y amigos más cercanos. Las complicaciones con el embarazo no fueron durante sino después. Melanie comenta que sufrió una gran depresión posparto. Aunque como ella me decía, no le faltaba nada. Ella sentía un vacío, se sentía sola. Todas las personas con las que compartía en el hogar trabajaban, por lo que siempre estaba la mayor parte del día sola con la bebé. Comentaba que la soledad se apodero de sus pensamientos, “llegue a pensar que mi pareja no quería al bebé”.
Llantos y peleas invadieron el hogar de Melanie, fue allí donde decidió acudir a tratamiento psicológico. Junto con su pareja pudo aprender a cuidar de ella misma. Empezó a ver desde otra perspectiva la maternidad, no era solo prestarle atención al bebé, sino también a la madre. “No se les da suficiente acompañamiento a las madres” me decía Melanie, comprendió gracias a la ayuda profesional que sus necesidades también eran importantes.
La experiencia del primer embarazo, los errores y la ayuda psicológica que recibió junto a su pareja les permitieron llevar por un buen camino su segundo embarazo. “Para mí fue una sorpresa, sin embargo, nunca pasó por mi mente interrumpir el embarazo” ella cuenta que en los primeros exámenes se dieron cuenta que él bebé ya contaba con tres meses, fue algo inesperado, pero esto no fue un impedimento para llevar el proceso evitando cometer los errores pasados. Fue un embarazo más fácil, sintió esa compañía que le hizo falta en el primero. Es aquí donde me recuerda otra vez la importancia de la estabilidad emocional. “Los bebes y los niños tienden a descargar todas sus frustraciones en nosotros, pero luego ¿quién te ayuda a regularte a ti mismo?”. Recalca esto diciéndome que por esa razón hay que comprender a cada madre. Todas viven diferentes situaciones y experiencias. Las madres necesitan comprensión y una red de apoyo con el que puedan contar para que el antes, durante y después del embarazo sea algo que puedan recordar con una sonrisa en el rostro. Así, Melanie se encarga todos los días de recordarnos lo bello que es ser mamá, es una etapa de la vida que cada madre vive diferente. Nos hace saber que contamos con su apoyo en el momento que deseemos ser madres o padres.

Imagen proporcionada por Melanie Guerra