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UN SUEÑO CON TROPIEZOS

Siempre puntual y con una sonrisa en el rostro llega Melanie Guerra de 24 años a su lugar de trabajo. Preparada y lista para contar alguna anécdota de sus pequeños. Mis compañeros y yo siempre estamos dispuestos a escucharla. Es mamá de dos pequeñas niñas, trabaja en un call center y está cursando el décimo semestre de Ingeniería Mecánica en la Universidad del Atlántico. Es una mujer bastante optimista y determinada con su proyecto de vida. Ama las películas de acción y pasar tiempo de calidad con su familia.
El formar un hogar y ser madre siempre había estado presente en la vida de Melanie. Ella no creía en esos noviazgos pasajeros, ya que pensaba que tomar ese camino no la llevaría a cumplir su sueño. Siempre tuvo sus ideales muy claros, fue por eso por lo que en el momento de formalizar con su pareja actual siempre le habló de lo que quería para su futuro. Ella deseó que la persona que estuviese a su lado apuntara a las mismas metas, en este caso formar una familia.
Luego de mantener una relación de 6 años con su pareja, siempre que se ponía la conversación en la mesa de empezar una familia, Melanie lo evitaba a toda costa. “Aunque quería formalizar con mi pareja, yo me decía que no estaba preparada”, comenta con que no era algo por la parte financiera, sino por la parte emocional. Solo dos meses antes de su primer embarazo tuvo una conversación con su pareja donde expresaba que ya contaba con la suficiente estabilidad emocional para traer un ser humano a este mundo, “fue como si la hubiésemos manifestado” me comentaba ella. Melanie no estaba preparada para todo lo que se venía, pero entendía que si un año antes le hubieran planteado la situación habría tenido un pensamiento completamente diferente.
Para confirmar la noticia, ella se aseguró primero de compartirla con su pareja, “no soy muy romántica así que le dije por videollamada” comentaba. Se hizo los respectivos exámenes generales para ver que todo estuviera bien y poder comentarle a sus seres queridos y amigos más cercanos. Las complicaciones con el embarazo no fueron durante sino después. Melanie comenta que sufrió una gran depresión posparto. Aunque como ella me decía, no le faltaba nada. Ella sentía un vacío, se sentía sola. Todas las personas con las que compartía en el hogar trabajaban, por lo que siempre estaba la mayor parte del día sola con la bebé. Comentaba que la soledad se apodero de sus pensamientos, “llegue a pensar que mi pareja no quería al bebé”.
Llantos y peleas invadieron el hogar de Melanie, fue allí donde decidió acudir a tratamiento psicológico. Junto con su pareja pudo aprender a cuidar de ella misma. Empezó a ver desde otra perspectiva la maternidad, no era solo prestarle atención al bebé, sino también a la madre. “No se les da suficiente acompañamiento a las madres” me decía Melanie, comprendió gracias a la ayuda profesional que sus necesidades también eran importantes.
La experiencia del primer embarazo, los errores y la ayuda psicológica que recibió junto a su pareja les permitieron llevar por un buen camino su segundo embarazo. “Para mí fue una sorpresa, sin embargo, nunca pasó por mi mente interrumpir el embarazo” ella cuenta que en los primeros exámenes se dieron cuenta que él bebé ya contaba con tres meses, fue algo inesperado, pero esto no fue un impedimento para llevar el proceso evitando cometer los errores pasados. Fue un embarazo más fácil, sintió esa compañía que le hizo falta en el primero. Es aquí donde me recuerda otra vez la importancia de la estabilidad emocional. “Los bebes y los niños tienden a descargar todas sus frustraciones en nosotros, pero luego ¿quién te ayuda a regularte a ti mismo?”. Recalca esto diciéndome que por esa razón hay que comprender a cada madre. Todas viven diferentes situaciones y experiencias. Las madres necesitan comprensión y una red de apoyo con el que puedan contar para que el antes, durante y después del embarazo sea algo que puedan recordar con una sonrisa en el rostro. Así, Melanie se encarga todos los días de recordarnos lo bello que es ser mamá, es una etapa de la vida que cada madre vive diferente. Nos hace saber que contamos con su apoyo en el momento que deseemos ser madres o padres.

Imagen proporcionada por Melanie Guerra

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Guía de mamis para mamis (también para papis)

Aquí podrás encontrar una guía con algunos tips vitales para el proceso de maternidad que han sido proveídos por otras madres y padres.  Recuerda que cada crianza es diferente y puedes adaptar los tips a tu gusto y conveniencia. En caso tal desees agregar uno, al final de la guía encontraras un Qr donde podrás dejar los tips que desees y consideres que deban ser agregados. 

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TENDENCIAS GENERACIONALES EN LA NATALIDAD DE 1998-2024

Por: Juliana Iriarte y María Fernanda Pichón

Tener hijos es uno de los eventos más importantes en la vida de muchas personas. Sin embargo, en Colombia, este acontecimiento está experimentando una transformación notable. Desde años atrás, las tasas de natalidad han experimentado cambios significativos en el país, según un análisis detallado de los datos proporcionados por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). Entidad encargada del análisis estadístico en Colombia, realizando censos de nacimientos de forma trimestral, semestral y anual. 
En los años 50, Bethzabet Vallejo y José García formaron una familia numerosa con 8 hijos, una situación común en aquella época.  Avanzando a la década,  una de sus hijas, Evira,  tuvo 5 hijas. En los 2000´s , una de las hijas de Elvira optó por tener 2 hijas, de las que recientemente una tuvo una hija y dice que no desea más hijos y la otra hija tomó la decisión de no tener hijos. Esto es uno de los tantos casos que está ocurriendo en las tendencias de natalidad en las familias Colombianas.

El DANE consolida, valida y procesa la información de nacimientos a partir de los Certificados de Nacido Vivo diligenciados en medio físico o digital, por médicos, personal de salud autorizado (enfermeras, auxiliar de enfermería y promotores de salud) y funcionarios de Registro Civil. Se registraron el número total de nacimientos durante los últimos 26 años (1998-2023), datos que se pueden ver en la siguiente gráfica:

El análisis de las cifras revela un patrón claro de descenso en la natalidad colombiana. Durante el período de 1998 a 2008, los registros anuales de nacimientos se mantuvieron consistentemente por encima de los 700.000, alcanzando su punto máximo en el año 2000 con 752.834 nacimientos.

 Sin embargo, a partir de 2009 se observa un cambio significativo, los números comenzaron a fluctuar en el rango de los 600.000 nacimientos anuales, siendo 2009 el valor más alto de este período y 2021 el más bajo. Esta tendencia descendente se acentuó aún más desde 2022, cuando las cifras se redujeron al rango de los 500.000 nacimientos. Al considerar el panorama completo de los 26 años de estudio, el prñomedio general de nacimientos se sitúa en 674.906, una cifra que refleja las distintas etapas de esta transición demográfica.
 María Dorys Cardona Arango, demógrafa y especialista en dinámicas poblacionales latinoamericanas, explica las transformaciones en los patrones de natalidad en Colombia. La transición demográfica colombiana ha sido notable, mostrando una clara tendencia descendente en la tasa de natalidad desde finales de los años 90.
Teniendo en cuenta los datos y gráficas presentadas, la demógrafa analiza como la disminución de 207.536 nacimientos en el período 1998-2023 representa uno de los cambios demográficos más significativos en la historia reciente de Colombia, confirmando lo que en demografía llamamos la “segunda transición demográfica”, característica de sociedades en proceso de modernización. El patrón que se presenta, con el punto de inflexión en 2009 y la dramática caída post-2022, coincide con transformaciones socioculturales fundamentales. El hecho de que el grupo etario de 20-24 años mantenga el mayor número de nacimientos, pero con una tendencia decreciente, es particularmente significativo desde una perspectiva demográfica.

 En esto coinciden con una investigación de Doris Cardona Arango, doctora en Demografía de la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, y magíster en Salud Pública de la UdeA, afirmó en su libro Salud y bienestar mental de la persona mayor en cinco ciudades de Colombia (2020-2022) que el país ha experimentado una aceleración en este tema frente al panorama mundial. «La tasa bruta de natalidad registró una reducción significativa: pasó de 46.35 nacimientos por cada 1000 entre 1950 y 1955 a 15.03 por cada 1000 entre 2015 y 2020. La población colombiana envejece de manera acelerada, lo que genera efectos económicos, sociales y de servicios de salud», escribió la investigadora. 
Teniendo en cuenta los datos y gráficas presentadas, la demógrafa analiza como la disminución de 207.536 nacimientos en el período 1998-2023 representa uno de los cambios demográficos más significativos en la historia reciente de Colombia, confirmando lo que en demografía llamamos la “segunda transición demográfica”, característica de sociedades en proceso de modernización. El patrón que se presenta, con el punto de inflexión en 2009 y la dramática caída post-2022, coincide con transformaciones socioculturales fundamentales. El hecho de que el grupo etario de 20-24 años mantenga el mayor número de nacimientos, pero con una tendencia decreciente, es particularmente significativo desde una perspectiva demográfica.

 Las jóvenes colombianas no están simplemente retrasando la maternidad, están reconfigurando completamente su proyecto de vida. Los factores determinantes incluyen: el incremento en años de escolaridad femenina (que pasó de 6.5 años en 1998 a más de 10 años en la actualidad), la mayor participación laboral de la mujer (aumentando del 45% al 57% en este período), y un cambio fundamental en la percepción del rol femenino en la sociedad. Además, la crisis económica de 2008-2009 marcó un punto de inflexión en la mentalidad colectiva sobre la planificación familiar, reforzando la tendencia hacia familias más pequeñas como estrategia de adaptación socioeconómica. Comentó el Dr Cardona.
Mientras la generación X (nacidos entre 1965-1980) mantenía un promedio de 2.8 hijos por mujer, los millennials (1981-1996) han reducido significativamente esta cifra, y la generación Z (post 1997) muestra una tendencia aún más marcada hacia familias pequeñas o la decisión de no tener hijos. La investigación consideró tres períodos de análisis específicos, el reporte parcial de 2024, que comprende desde el 1 de enero hasta el 31 de julio, y los informes completos anuales de 2018 y 2021 (desde el 1 de enero hasta el 31 de diciembre). Este análisis se enmarca en una perspectiva temporal más amplia que abarca 26 años, desde 1998 hasta 2024.
La estructura del estudio se compone de distintas  variables. La primera examina la edad de las madres, categorizada en nueve rangos específicos:  (10-14); (15-19); (20-24); (25-29); (30-34); (35-39); (40.44); (45-49); (50-54) años.  La segunda variable considera el nivel educativo de las madres, abarcando  todas las etapas de formación: preescolar, básica primaria, básica secundaria, media académica, media técnica, normalista, técnica profesional, especialización, maestría y doctorado. También se incluyen casos donde no hay nivel educativo registrado o no existe información disponible.

El último censo nacional de 2024, reportado desde el 1 de enero hasta el 31 de julio, registra un total de 255,055 nacimientos. Al analizar la distribución por edad materna, ordenada de mayor a menor participación, se encuentra que el 26.66% corresponde al rango de 20-24 años, seguido por un 26.10% entre 25-29 años, 19.43% entre 30-34 años, 14.30% entre 15-19 años, 9.90% entre 35-39 años, 2.69% entre 40-44 años, 0.64% entre 10-14 años, 0.17% entre 45-49 años, y finalmente, un 0.01% entre 50-54 años.
Al analizar el nivel educativo de las madres en 2024, los datos revelan que existe una diversidad  en la formación académica. Del total de 255,055 nacimientos registrados, la distribución educativa muestra que 230 madres tienen nivel preescolar, 23,813 cursaron básica primaria, 51,870 completaron básica secundaria, 85,968 alcanzaron media académica, 5,099 tienen media técnica, 381 son normalistas, 24,377 cuentan con formación técnica profesional, 15,439 con tecnológica, 33,944 son profesionales, 4,176 tienen especialización, 1,499 maestría y 53 doctorado. Adicionalmente, 2,290 madres no registran ningún nivel educativo y 5,916 no proporcionaron información sobre su formación.
Es notable que entre las madres con educación media académica, la mayoría (34.5%) se encuentra en el rango de 20-24 años, mientras que en el grupo con doctorado, la concentración más alta (39.6%) corresponde al rango de 35-39 años. El análisis porcentual revela que la mayor concentración se encuentra en madres con educación media académica, representando el 33.7% del total, mientras que la concentración más baja son las madres con doctorado constituyen apenas el 0.02%.  Es notable que entre las madres con educación media académica, la mayoría (34.5%) se encuentra en el rango de 20-24 años, mientras que en el grupo con doctorado, la concentración más alta (39.6%) corresponde al rango de 35-39 años.



Para el año 2021, el censo nacional registró 611,669 nacimientos entre el 1 de enero y el 31 de diciembre. La distribución por edad materna, ordenada de mayor a menor participación, muestra que el 28.46% corresponde a madres entre 20-24 años, seguido por un 25.00% entre 25-29 años, 17.44% entre 15-19 años, 16.82% entre 30-34 años, 8.90% entre 35-39 años, 2.38% entre 40-44 años, 0.77% entre 10-14 años, 0.16% entre 45-49 años, y finalmente, un 0.02% entre 50-54 años.
En cuanto al nivel estudio con respecto al rango de edad de la madre, se determinó que de los 616,914 nacimientos registrados, 1,766 madres alcanzaron nivel preescolar, 73,833 completaron básica primaria, 136,977 cursaron básica secundaria, 210,816 obtuvieron media académica, 16,401 media técnica, 535 son normalistas, 49,009 cuentan con formación técnica profesional, 26,425 con tecnológica, 63,356 son profesionales, 6,588 tienen especialización, 2,334 maestría y 106 doctorado. Adicionalmente, 6,679 madres no registran ningún nivel de estudios. Los datos evidencian que la concentración más alta se encuentra en madres con educación media académica, representando el 34.47% del total, mientras que las madres con doctorado constituyen solo el 0.02% siendo la más baja. Entre las madres con educación media académica, el grupo más numeroso (43.13%) se ubica en el rango de 20-24 años. En contraste, para aquellas con doctorado, la mayor proporción (0.11%) corresponde al rango de 35-39 años.

Para el 2018,  el censo anual registró 649,115 nacimientos entre 1 de enero y  31 de diciembre. La distribución por edad materna, en orden descendente, revela que el 28.73% corresponde a madres entre 20-24 años, seguido por 24.1% entre 25-29 años, 19.0% entre 15-19 años, 16.1% entre 30-34 años, 8.8% entre 35-39 años, 2.2% entre 40-44 años, 0.8% entre 10-14 años, 0.2% entre 45-49 años, y finalmente, un 0.02% entre 50-54 años.





En cuanto al nivel estudio con respecto al rango de edad de la madre, se determinó una distribución detallada de los 649,115 nacimientos registrados. Los datos revelan que 1.795 tienen nivel preescolar, 77.808 básica primaria, 144.372 básica secundaria, 214.781 media académica, 16.032 media técnica, 744 normalista, 52.922 técnica profesional, 27.714 tecnológica, 68.559 profesional, 6.914 especialización, 2.062 maestría, 113 doctorado, 7.707 ningún nivel de estudio.  El análisis porcentual muestra una marcada concentración en el nivel de educación media académica, que representa el 42.6% del total de nacimientos, contrastando significativamente con las madres que tienen doctorado, que apenas alcanzan el 0.02%. Al examinar la distribución por edad dentro de estos grupos educativos, se observa que entre las madres con educación media académica, el 35.35% se encuentra en el rango de 20-24 años, mientras que en el grupo con doctorado, la mayor concentración (42%) corresponde a madres entre 35-39 años.



Detrás de cada número hay historias que ilustran cambios en las prioridades personales, en las estructuras familiares tradicionales y en las expectativas sociales. Esta evolución demográfica es, en esencia, un espejo de las transformaciones económicas, sociales y culturales que ha experimentado el país, donde cada generación redefine su aproximación a la maternidad y la planificación familiar.

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EL AUMENTO DE LA MORTALIDAD EN FETOS COMO CONSECUENCIA DEL RETARDO DE SU CRECIMIENTO Y COMPLICACIONES OBSTÉTRICAS EN EL DEPARTAMENTO DEL ATLÁNTICO

Por Sebastián Viaña y Karoll Yañez

La maternidad se enfrenta a varios problemas en el departamento del Atlántico: la mortalidad causada por el retardo del crecimiento fetal, desnutrición fetal, gestación corta, bajo peso al nacer, junto con complicaciones obstétricas y traumatismos en el nacimiento. Esta problemática no solo podría representar un riesgo para el feto, sino para la madre.
Mediante la recolecta y validación de información, entidades como el DANE posibilitan el registro real de defunciones por cada año. Los certificados emitidos incluyen información de las características principales del hecho. Dentro de estas se encuentran: la causa de muerte, lugar de residencia, entre otros.
Dentro del periodo comprendido entre el año 2020 al 2024, la entidad registró los resultados de las defunciones fetales en el país. Dentro de las causas seleccionadas, se encuentran: feto y recién nacidos afectados por ciertas afecciones maternas, feto y recién nacido afectados por complicaciones obstétricas y traumatismo del nacimiento, y retardo del crecimiento fetal, desnutrición fetal, gestación corta y bajo peso al nacer. Dentro del contexto del departamento del Atlántico, los resultados indicaron lo siguiente:

El retardo del crecimiento fetal, desnutrición fetal, gestación corta y bajo peso al nacer, presentó bajas cifras entre los años 2020 – 2023. En lo que va del año 2024, se ha presentado un incremento en esta razón con 469 defunciones en comparación con el año 2020 con una cifra 40 defunciones.

El feto y recién nacido afectados por complicaciones obstétricas y traumatismo del nacimiento presentó cifras altas desde el año 2020 hasta el 2023, con un evidente decrecimiento en lo que va del año 2024 con una cifra de 9.34.
El feto y recién nacidos afectados por ciertas afecciones maternas ha presentado cifras bajas desde el año 2020 con 9 defunciones, con un incremento evidente en lo que va del año 2024 con un total de 89 defunciones.
En el departamento del Atlántico, la razón que acumula el mayor número de defunciones es la que indica la afectación por complicaciones obstétricas y traumatismo del nacimiento. Esto se evidencia desde el año 2020 hasta lo que va del año 2024. Estas defunciones pueden representar lesiones en el feto al momento del parto, colocando en la lupa las condiciones y tratamiento que reciben las madres al momento de dar a luz.
En cuanto al retardo del crecimiento fetal, desnutrición fetal, gestación corta y bajo peso al nacer, su incremento en lo que va del año 2024 enciende las alarmas frente a las razones por las que el feto no está recibiendo una cantidad suficiente de nutrientes relacionado con la salud de la madre.
Para entender primeramente la complicación que mayor número de defunciones acumuló en este periodo, El Punto conversó con Edwin Sarmiento, médico general, quien menciona lo siguiente: “una complicación obstétrica se refiere a cualquier condición adversa que ocurre durante el embarazo, el trabajo de parto o el nacimiento, y que puede afectar a la madre, al feto o a ambos. Estas complicaciones pueden surgir por problemas preexistentes o desarrollarse de manera repentina”. 
Además, en cuanto al problema del retardo del crecimiento fetal, el doctor Sarmiento mencionó que este “se refiere a un feto que no alcanza el tamaño esperado para su edad gestacional”. Aparte mencionó que dentro de sus principales causas se encuentran: problemas placentarios (insuficiencia placentaria), hipertensión materna o preeclampsia, infecciones intrauterinas (como citomegalovirus o toxoplasmosis), malnutrición materna o bajo peso materno y tabaquismo, consumo de alcohol o drogas.
Por otro lado, si bien la afectación por ciertas afecciones maternas es la razón que menor mortalidad representa, esta ha presentado un incremento en lo que va del año 2024. Implicando un problema creciente posiblemente tanto para el feto como para la madre.
  • Fuente: anexos DANE
  • Link gráfico: https://public.flourish.studio/visualisation/19691366/
Las razones del fallecimiento del infante en relación con la edad de la madre en lo que va del año en el departamento del Atlántico arrojan que el grupo de edad que mayor afectación tiene es el que comprende entre los 20 a los 34 años con un total de 6269 defunciones. Esto corresponde mayoritariamente a la afectación por complicaciones obstétricas y traumatismo del nacimiento. Estos datos permiten dirigir la atención al grupo de madres que comprenden esta edad, para así garantizar un mejor cuidado y condiciones para ellas y que puedan tener un proceso de parto con el menor número de complicaciones posibles.
Según el doctor Edwin Sarmiento: “el traumatismo fetal ocurre por fuerzas físicas o maniobras durante el parto, allí encontramos: fracturas, como por ejemplo, de clavícula durante un parto complicado como la distocia de hombros, lesión del plexo braquial (daño a los nervios que controlan el brazo y la mano), hemorragias intracraneales (lesiones graves debidas a partos traumáticos o instrumentados) y lesiones cutáneas o de tejidos blandos por uso de instrumental como fórceps o ventosa”.
Los datos presentados además arrojan que el grupo de madres entre los 35 y 39 años y los 15 a 19 años representan edades y una población a la que se le debe colocar cuidado, especialmente a las madres más jóvenes.
  • Fuente: anexos DANE
  • Link: https://public.flourish.studio/visualisation/19691698/
En comparación con el año inmediatamente anterior, el grupo de edad entre los 20 a los 34 años sigue presentando la mayor afectación en el departamento. La razón sigue correspondiendo a la afectación por complicaciones obstétricas y traumatismo del nacimiento con 357 defunciones dentro de este grupo de edad. El año siguiente indicó un incremento representativo en el número de defunciones.
Aquellas afectaciones que implica el traumatismo fetal pueden tener varios efectos como complicaciones inmediatas y a largo plazo. Según el médico consultado, puede tratarse de las siguientes: aumento de la mortalidad neonatal por hipoglicemia, convulsiones neonatales, síndrome de dificultad respiratoria, infecciones graves, ictericia neonatal, retraso en el desarrollo neurológico y cognitivo, problemas en el desarrollo neuromotor (como parálisis cerebral, discapacidad intelectual, trastornos de aprendizaje y conducta), mayor riesgo de hipertensión, diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares en la adultez.
Por su parte, el grupo de madres entre los 35 y 39 años y los 15 a 19 años siguen representando una cantidad importante afectada, que en lo que va del año 2024 han incrementado frente al 2023.
  • Fuente: anexos DANE
  • Link: https://public.flourish.studio/visualisation/19691735/
– El grupo de edad entre 20 a 34 años se mantiene como la edad más afectada en la población del departamento. Sin embargo, en este año, se evidencia una disminución de defunciones en la edad entre 20 a 24 años frente al año siguiente donde habrá un aumento de 81 defunciones a 113.
– La población entre 15 a 19 años y 35 a 39 años sigue representando una parte importante afectada.
– El total de defunciones entre las edades de 20 a 34 años es de 296. Estas siguen comprendiendo la afectación por complicaciones obstétricas y traumatismo del nacimiento.
  • Fuente: anexos DANE
  • Link: https://public.flourish.studio/visualisation/19691777/
– El grupo de edad entre los 20 a 34 años representa 288 defunciones. Al año siguiente, se ve un incremento moderado, por lo que la cifra se mantiene estable. Sigue siendo por la afectación por complicaciones obstétricas y traumatismo del nacimiento.
– El grupo de 15 a 19 años representa 40 defunciones, manteniéndose relativamente similar al año que le sigue.
  • Fuente: anexos DANE
  • Link: https://public.flourish.studio/visualisation/19691813/
– El grupo de edad entre 20 a 34 años corresponde a 271 defunciones. Estas se siguen debiendo en su mayor parte a la afectación por complicaciones obstétricas y traumatismo del nacimiento.
– El grupo de 15 a 19 años corresponde a 61 defunciones. Presentando una disminución al año siguiente. En comparación con el grupo de 35 a 39 años, presentan un número de defunciones similar. Teniendo el grupo de 35 a 39 un total de 59 defunciones.    
Gracias a la información de las gráficas que contiene la tasa de defunciones de los años 2020 hasta el 2024 podemos ver una tendencia respecto a las defunciones de feto y recién nacido afectados por complicaciones obstétricas y traumatismo del nacimiento en comparación con las otras dos razones. Se evidencia también un significante aumento en las defunciones del 2024, no solo a nivel general, también específicamente en el grupo de madre de entre los 25 – 29 años.
¿Qué recomendaciones surgen a partir de esta información? Luego del análisis de la información y la problemática presentada en los datos, el doctor Sarmiento menciona que es necesario considerar lo siguiente:
En cuanto a la prevención
  • Control prenatal riguroso.
  • Monitoreo del crecimiento fetal mediante ecografías y evaluación doppler.
  • Identificación y manejo de factores de riesgo maternos, como hipertensión, diabetes y tabaquismo.
  • Nutrición adecuada.
  • Asegurar que las madres tengan una dieta balanceada con suplementos (ácido fólico, hierro, calcio) según sea necesario.
  • Vacunación y manejo de infecciones.
Para la detección temprana
  • Evaluación del bienestar fetal.
  • Uso de monitoreo de la frecuencia cardíaca fetal durante el trabajo de parto.
  • Detección de signos de sufrimiento fetal.
  • Diagnóstico temprano de RCIU, macrosomía o malformaciones fetales.
Para un manejo adecuado del parto
  • Parto seguro con intervenciones oportunas. 
Para la educación y acompañamiento
  • Capacitación de las madres y familias sobre cuidados del recién nacido (lactancia materna, signos de alarma, entre otros).
  • Apoyo psicológico a las familias que enfrentan complicaciones graves.
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MÁS ALLÁ DEL SOL: MADRE ES SIEMPRE MADRE

Elenco: Jose Montoya, Rita Villeros, Omar Montoya, Victor Turizo, Miguel Salazar, Xiomara Perez  
Dirección: Juliana Iriarte  
Producción: María Fernanda Pichón      
Cámara 1: Sebastian Viaña        
Cámara 2: Daniel Rojas          
Sonido: Melany Medina            
Edición: Karoll Yañez            
Más allá del sol: Madre es siempre madre (2024)

En Barranquilla, Colombia, 18 octubre de 2024, 9 años se cumplen del asesinato de José David Montoya y 9 años en los que Rita Villeros perdió a su hijo en vida. Este documental explora las facetas menos convencionales de la maternidad, la ausencia en vida y la presencia a través de día a día de una madre.

Rita, una mujer de 65 años, lucha con el duelo por la pérdida de su hijo. Su historia nos sumerge en el mundo de una madre quien debe aprender a amar y recordar en ausencia, transformando su dolor en una fuerza que honra la memoria de su hijo a través de un lugar clave, trabajando en el colegio del cual se graduó José, siendo un símbolo que la mantiene cerca de él.

 A través de una madre quien perdió a su hijo, el documental teje una narrativa poderosa sobre el amor, la pérdida y la resiliencia en momentos como épocas familiares y un año más que se cumple la pérdida. Esta historia Nos invita a reflexionar sobre cómo la ausencia puede moldear nuestras vidas y cómo el amor maternal trasciende más allá de la vida y siempre está presente en ella.

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MADRE A MIS 18

 El embarazo adolescente sigue siendo un tabú, pero todas las personas lo viven de muchas maneras, un viaje de sentimientos y emociones. Valerie Borelly tuvo un embarazo a sus 18 años, aún cuidándose con anticonceptivos hormonales, se enteró a sus 5 meses de embarazo de esta noticia que cambió su vida. En este podcast nos cuenta desde el momento que se enteró, el dilema moral de las decisiones que tomar, cómo sus seres queridos al rededor reaccionaron y consejos a quienes pasen esta misma situación.                                                                       

Por: María Fernanda Pichón & Juliana Iriarte

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LA MATERNIDAD DESDE UN PADRE

una historia de amor y resiliencia
En un mundo donde el cuidado de los hijos tradicionalmente va vinculado a la madre, este señor rompió todos los esquemas. Con amor, sacrificios y mucha dedicación que trascendió géneros, Carlos se convirtió en padre y madre de sus cuatro hijos, Maira, Karla, Carlos Mario y Eduardo, tras la repentina separación de su esposa la cual simplemente huyó de toda responsabilidad y compromiso que tenía con su familia.

Tras una gran pelea, María, esposa de Carlos, decide irse de su casa sin dar explicación alguna, sin rumbo y dejando un gran vacío en el corazón de cada uno de sus hijos. Carlos quien no tenía la mejor situación económica en el momento, secó sus lágrimas, se armó de valor y sin manual ni precedentes se lanzó a una jornada totalmente nueva para él.

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Los primeros días no fueron fáciles, sentía que su mundo se había detenido, como si fuera poco, una tormenta estaba a punto de llegar; Carlos Mario, hijo mayor del señor Carlos, empieza una serie de crisis a raíz de la separación de sus padres, crisis que lo diagnosticaron con esquizofrenia y un trastorno de personalidad. Ahora no solamente debía lidiar con la situación económica y el dolor de la traición y abandono que dejó su esposa, sino que también con la enfermedad de su hijo que lo afectaba tanto a él como al resto de sus hermanos e incluso personas externas a su familia. A pesar de los problemas aprendió a adaptarse a las necesidades de sus hijos y a encontrar la felicidad en los momentos más simples.
Con el pasar del tiempo la rutina diaria que antes parecía una carga se convirtió en su refugio. Lo que antes parecía un obstáculo insuperable se tornó su segunda naturaleza: “aprendí a anticipar las necesidades de mis hijos, a resolver los problemas con rapidez, a organizarme mejor y planificar muchas cosas y todo eso me enseñó a valorar realmente el trabajo que hacen las mujeres en sus hogares que no es para nada sencillo.” Exclamó Carlos refiriéndose a su experiencia.
No fue fácil ser padre y madre, tener que lidiar con el sustento, proveer económicamente para la casa y a la vez procurar atender las necesidades emocionales que necesitaban sus hijos. Sacar el tiempo suficiente dentro de las actividades diarias para compartir con ellos y escucharlos. Preparar los alimentos, llevarlos a la escuela, estar pendiente de su salud, trabajar y todo lo concerniente a la crianza integral de los hijos; fue una lucha fuerte para Carlos tener que dejar de lado sus sueños y entregarse 100% a su familia como padre y madre. 
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“No todo fue color de rosa, hubieron noches de insomnio, estrés, momentos de frustración, tristezas y lágrimas en donde sabía que hacer ni a quien acudir, pero siempre de alguna forma encontraba una solución, no había otra opción, era solucionar o solucionar.” Afirmó Carlos. Poco a poco sus hijos iban olvidando aquella figura materna y comenzaron a verlo como su principal protector y fuente de ayuda. Se acostumbraron a sus consejos, su cariño y su forma de ver el mundo.
Sin embargo, hoy está recogiendo los frutos de todo ese sacrificio, goza de una familia maravillosa, una vida tranquila y lo que antes era un desafío imposible hoy es su mayor orgullo. “Miro al pasado y no sé cómo hice todo lo que hice, los días parecían eternos y las noches estresantes, donde no sabíamos a veces que comeremos, pero siempre contábamos los unos con los otros que eso era lo más importante.” Afirmó.
Cada vez que mira a sus hijos, ya dos de ellos con su propia familia, sabe que cumplió su propósito en la vida, que quizá renunció a su sueño profesional pero que hoy está viviendo un orgullo y una felicidad que ni con todo el éxito y dinero del mundo podría haber comprado.

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LA CRIANZA Y SU IMPACTO EN LA EDUCACIÓN: ENTREVISTA CON LA SECRETARÍA DE EDUCACIÓN EN BARRANQUILLA

Por: María Fernanda Pichón

En una reveladora conversación con Ibeth Castro, representante de la Secretaría de Educación en Barranquilla, se abordó el tema crucial de cómo la crianza influye en el comportamiento de los niños en el ámbito escolar. Castro, con su vasta experiencia en el sector educativo, ofreció una perspectiva esclarecedora sobre esta relación fundamental.
Desde el inicio de la entrevista, Castro no dudó en afirmar categóricamente que la crianza tiene una incidencia absoluta en el comportamiento de los niños en las aulas. Explicó que, desde la educación inicial, los espacios de socialización se convierten en un escenario donde los menores reflejan los valores, la cultura y todas las enseñanzas que han recibido en el seno familiar. “La crianza resulta ser pieza clave para lo que los niños muestren en las aulas de clase“, enfatizó.
Al profundizar en los factores observados, la funcionaria destacó que la Secretaría ha notado una clara correlación entre el compromiso de los padres y el desempeño de los estudiantes. Aquellos niños cuyos padres se muestran comprometidos e impulsan a sus hijos a mejorar en lo académico, y donde en casa se fomentan los buenos modales y valores, muestran un comportamiento notablemente positivo en el entorno escolar.
Cuando se abordó el tema de los casos especiales, como los niños con discapacidad, Castro explicó el enfoque inclusivo que se está implementando. “Gracias a la política de inclusión, estos estudiantes son integrados en aulas regulares junto con otros niños”, señaló. Sin embargo, aclaró que, en estos casos, el enfoque no es influir en su comportamiento de manera particular, sino adaptar el entorno escolar a sus necesidades específicas. Para lograr esto, se realizan ajustes curriculares y se implementan planes individuales que permiten canalizar las adaptaciones requeridas según la discapacidad diagnosticada. “El decreto el 1421 del 2017 que regula toda la inclusión en educación y esto contempla que alguna vez un estudiante sea matriculado con algún diagnostico se tiene que activar una ruta de atención que incluye los PIAR, planes individuales de ajustes razonables donde los docentes y personal de apoyo hacen las adaptaciones necesarias para que la persona alcance los logros mínimos y se adapte la educación a la discapacidad. “informó.
Un aspecto interesante que surgió durante la conversación fue la influencia de los diferentes tipos de familia en el comportamiento escolar de los niños. Castro fue enfática al señalar que, más allá de la estructura familiar – ya sean madres cabeza de hogar, padres jóvenes o adultos, o incluso abuelos que se encargan de la crianza. Lo que realmente determina el comportamiento de los niños son las pautas de crianza establecidas en el hogar.
Para ilustrar este punto, la representante de la Secretaría de Educación compartió ejemplos contrastantes. “Podemos tener padres jóvenes con un amplio sentido de la responsabilidad que inculcan a sus hijos una excelente crianza en todo sentido“, explicó. Por otro lado, mencionó situaciones donde, por ejemplo, los abuelos a cargo de la crianza establecen pautas demasiado permisivas, lo cual se refleja posteriormente en el comportamiento del niño en la escuela.
Castro subrayó que, independientemente del tipo de familia, lo que prima en el desarrollo y comportamiento de los niños en el ámbito escolar son las pautas de crianza que se hayan establecido en cada hogar. Esta visión ayuda a comprender y abordar las conductas observadas en las instituciones educativas, resaltando la importancia de la colaboración entre las familias y las escuelas en el proceso de los niños.
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LA MATERNIDAD COMO CABEZA DEL HOGAR

Por: Sebastián Viaña

“Yo no soy feliz, yo me hago la vida feliz yo misma” es lo primero que contesta cuando alguien le dice que ella es muy feliz. Verónica Fernández, con ayuda de cómplices, en especial de su hija Adaluz, decide ser libre y vivir tranquila. Tranquilidad y libertad que he podido presenciar durante todos los años en los que he mantenido una amistad con su hija.

A sus 54 años, se mantiene en el Laboratorio Verónica Fernández, que dirige desde hace 30 años como bacterióloga en Malambo. Trabajando mayormente con niños y adolescentes, junto con sus hermanas mayores: Liliana y Marcela. Su hija Adaluz la describe como una persona enfocada y dedicada en su trabajo. Divertida, amable y generosa. “Siento que por eso me va bien, allá la gente me quiere”, expresa Verónica. Siempre ha sido una mujer independiente en el ámbito laboral y ha podido tener estabilidad desde sus comienzos en el consultorio. “No sé lo que es pedir un permiso porque yo misma me los otorgo”, menciona.

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Fotografía compartida por Adaluz Polanía

Dentro de sus opciones para su futuro, ser bacterióloga nunca fue la primera. Al estar en una familia de doctores y al tener un negocio familiar dentro del área de la salud decidió tomar el mismo camino. Decisión con la que se siente satisfecha hasta el día de hoy ya que la ha convertido en una persona sensible, que se preocupa por los problemas de los demás. Para familiares como Liliana Fernández, su hermana mayor, Verónica es una mujer que vive tranquila, que la mayor parte del tiempo está en buenos términos con los demás y se mantiene con una buena actitud. “Son pocas las veces que he visto a Vero enojada o de mal genio. Normalmente es ella quien trata de subirle el ánimo a todos”, mencionó Liliana.

La perspectiva de la vida no siempre ha sido la misma para Verónica. Cuando estaba casada, era más de quedarse en casa. Desde el fallecimiento de su esposo Marco, piensa que la vida hay que aprovecharla al máximo, porque no se sabe en qué momento puede pasar algo. Dentro de lo que he podido compartir con ella al ser la madre de una de mis mejores amigas, siempre he notado el hecho de que trata de tener una sonrisa en su rostro la mayor parte del tiempo, y también de dibujarla en aquellos que están a su alrededor. Nunca se escucha un comentario pesimista por su parte, siempre es apoyo y transmite confianza.

El sentimiento de complicidad es lo que hace que Verónica transmita seguridad a quienes la rodean. Sin dejar de lado el carácter de adulto responsable y madre, encuentra la forma de hacer saber que se cuenta con ella y que será una guía en lo que se necesite. Incluso aquellos que no son de su familia cercana, como amigos y compañeros de su hija, saben que cuentan con una figura que los acompaña sin juzgar. “Vero es como otra mamá para nosotros. Yo sé que sin duda alguna puedo pedirle consejo y ella estará allí para escucharme”, mencionaron Jorge Navarro y María Camila García, amigos cercanos de su hija.

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Fotografía compartida por Adaluz Polanía

Desde niña, Verónica siempre supo que quería ser madre. Su deseo era tener 4 hijos, pero después de 10 años solo pudo tener uno. Su entorno también influyó en el amor que quería dar al ser madre. De sus hermanas, era la quinta. “Ya ni fotos me tomaban”, expresó entre risas. Algo que la motiva a ser una buena mamá es el hecho de que su hija no tiene padre ni hermanos. “Tengo que darlo todo, porque nada más nos tenemos las dos”, menciona.

Para su hija Adaluz, ella siempre hace sentir felices a los demás y a ella también. “Me hace sentir querida, amada” Expresa. Siempre ha sido un apoyo incondicional para ella y ha construido una relación basada en la confianza, una de las cosas que más considera importantes como madre. “Ada sabe que puede confiar en mí, yo no estoy aquí para que me tenga miedo”.
Verónica se siente satisfecha, tranquila y orgullosa. Satisfecha porque es libre y feliz, tranquila porque sabe que su trabajo se ve reflejado en aquellos que la rodean, especialmente su hija; y orgullosa del lugar al que ha podido llegar con su familia. Más que la idea de una familia, valora los momentos que pasa con ellos y con su hija. Cosas como salir al cine a ver una película, ir a comer en restaurantes y compartir un rato agradable con las personas.
El equilibrio es la palabra que la representa. Por un lado, es una madre exitosa que a pesar de tener la responsabilidad tanto de figura materna como paterna ha logrado dar lo mejor de sí. Por el otro, es una profesional independiente. Es así como decide ser feliz.
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EL DESAFÍO DE ADOPCIÓN EN COLOMBIA: UNA ESPERANZA CON CIFRAS EN DECLIVE

Laura, una niña barranquillera de 11 años vivía en una casa de paso en su ciudad, teniendo la esperanza de ser adoptada por una familia que la acogiera. En 2010, las adopciones en Colombia alcanzaron su punto más alto, con más de 3,000 niños encontrando un hogar. Sin embargo, al pasar de los años, el número de adopciones comenzó a disminuir drásticamente. A pesar de esta tendencia, Laura nunca perdió la fe. Finalmente, fue adoptada por una familia que, aunque pocos se animaban a adoptar niños mayores, decidió darle una oportunidad. Su historia reflejaba la realidad de un sistema en transformación, donde la adopción de niños como ella se volvía cada vez más rara, pero no imposible.

Un análisis detallado de los datos proporcionados por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) revela tendencias interesantes que reflejan tanto los desafíos como los avances en el sistema de adopción del país.
El declive en las cifras de adopción
Una de las tendencias más notables es la disminución general en el número de adopciones a lo largo de los años. En 2010, se registraron 3,058 adopciones, la cifra más alta en el período analizado. Sin embargo, para 2023, este número había caído a 947, lo que representa una disminución de casi el 70% en 13 años.

La brecha entre adopciones nacionales e internacionales
Otro aspecto destacable es la diferencia entre las adopciones por familias colombianas y extranjeras. Aunque las adopciones por familias colombianas han superado consistentemente a las internacionales, la brecha se ha estrechado en los últimos años. En 2024 (hasta junio), las adopciones nacionales representaban el 59% del total, mientras que en 2010 constituían el 85%.
El aumento de adopciones de niños con necesidades especiales
Un cambio positivo ha sido el incremento en la adopción de niños con características y necesidades especiales. En 2006, 608 niños con estas características fueron adoptados, mientras que en 2011 la cifra alcanzó su punto máximo con 1035 adopciones. Aunque ha habido fluctuaciones, la tendencia general muestra un aumento en la disposición para adoptar a estos niños.
El impacto de la pandemia
Los datos muestran un claro impacto de la pandemia de COVID-19 en las adopciones. En 2020, el número total de adopciones cayó a 1,036, una disminución significativa respecto a las 1,390 adopciones de 2019. Aunque hubo una ligera recuperación en 2021 con 1,054 adopciones, las cifras no han vuelto a los niveles pre-pandémicos.
Familias en lista de espera
A junio de 2024, hay 499 familias en lista de espera para adoptar a través del ICBF, de las cuales 319 son residentes en el exterior. Es interesante notar que la mayoría de las familias extranjeras en lista de espera (221 de 319) están buscando adoptar niños de 0-2 años, lo que sugiere una preferencia por niños más pequeños.
Estos hallazgos plantean preguntas importantes sobre las políticas de adopción en Colombia, la necesidad de promover la adopción nacional y los desafíos en la colocación de niños mayores y con necesidades especiales. También sugieren la importancia de estrategias para reducir los tiempos de espera y mejorar el proceso de adopción en general.
A medida que Colombia avanza, será crucial seguir monitoreando estas tendencias y adaptar las políticas para asegurar que todos los niños tengan la oportunidad de encontrar un hogar permanente y amoroso.