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Carlos Ocampo: oportunidades de un mundo nuevo

Por: Darling Jiménez

Carlos Alberto Ocampo Carrillo es un joven Barranquillero de 20 años que hoy vive en Montreal, Quebec (Canadá). Apasionado por los videojuegos, decide irse a estudiar una carrera que lo conecte con sus sueños sabiendo que con él, toda una generación en su familia migra para buscar un mejor futuro.

Trabaja en una bodega de ropa de lujo, lo describe como un trabajo sencillo en el que un cliente realiza una orden a través de una aplicación y, a él, simplemente le dan órdenes de buscar alguna prenda y llevarla a la persona encargada de empacarla. Le pagan dieciséis dólares la hora y es un trabajo de medio tiempo. Calcula que, para vivir con lo básico, necesita aproximadamente mil dólares y, con su trabajo, se gana unos mil trescientos. Ve como una ventaja muy grande que el gobierno le permita trabajar mientras estudia. Estudia, trabaja y se mantiene a sí mismo con lo que gana trabajando en Montreal.

Su meta en Canadá es obtener la residencia. Cuando se graduó del colegio decidió irse a estudiar inglés y francés, un poco influenciado por sus tíos paternos quienes ya se encontraban viviendo fuera de Colombia hacía muchos años. Cuenta que ellos le decían a sus padres que aprovecharan la oportunidad y les permitieran a sus hijos explorar nuevos medios en el mundo. La primera vez que se fue, estuvo en Montreal durante diez meses, fue en 2019. Luego de esto, decide regresar en 2020 debido a la emergencia sanitaria por el Covid-19.

En ese momento sus planes se detuvieron por un momento. Pero piensa que ese tiempo le sirvió para replantearse lo que quería hacer. En un principio pensó estudiar negocios internacionales, pero realmente no era lo que quería. Se inclinó hacia el desarrollo de videojuegos y, siempre había tenido en mente la idea de irse del país. Hoy su plan, con respecto a la residencia, es estudiar su carrera completa la cual dura tres años para contar con un programa que esté avalado por el gobierno de Quebec, luego tendrá derecho a un permiso de trabajo inmediato el cual tiene una duración de tres años también y, luego de estar trabajando en lo que estudió en Canadá será aplicable a la residencia. Cuenta que antes el proceso era mucho más sencillo, realmente si estudiabas una carrera allí, una vez terminados tus estudios ya podías ser residente pero muchos cambios antes de la pandemia.

De Montreal lo enamoró el intercambio cultural. Siente que es una ciudad que permite desarrollarse sin ser juzgado. Cuando piensa en volver a Colombia lo hace pensando en visitar pero no en vivir. A pesar de extrañar a sus padres y a su país, siente que no es el país para hacer su vida, posibilidad que en Canadá si logra visualizar.

En general, su árbol genealógico conformado por sus padres, sus hermanas, sus tíos y demás familiares han adpotado de cierta manera el pensamiento de perseguir el sueño americano. Su hermana en estos momentos se encuentra trabajando en Dubai, pero también estuvo un tiempo en Canadá y Miami trabajando y estudiando, su tío migró con su esposa ya teniendo una vida hecha en Colombia, en la cual sus ingresos no estaban supliendo sus necesidades, su abuela está en proceso de migración y sus padres, junto a su hermana menor, también. Todos concluyen que migrar les proporciona una calidad de vida que, de otro modo, viviendo en Colombia no podrían lograr.

Vivir en un país en el cual las personas y las profesiones son respetadas, donde existe seguridad con respecto a tu vida, donde las oportunidades a las que puedes aspirar son muy amplias y todas te permiten tener una calidad de vida es primordial para los Ocampo, en especial para Daniel quien se siente muy bien viviendo fuera de su país donde, por más que las responsabilidades que ha tenido que asumir no han sido fáciles, puede vivir conforme a sus sueños.