Por: Gloria Melissa Ángel Pérez
Gina Paola Ortíz es la representante legal de la Asociación de Apicultores de Chengue, y líder de la Junta de Acción Comunal, y aunque no le guste mencionar su edad, cuenta que nació el 22 de febrero de 1986, creció en Chengue sin problema alguno hasta la edad de 13 años, tenía esa edad cuando le tocó partir con toda su familia a la ciudad de Sincelejo, dejando atrás a un pueblo destrozado en llamas y adolorido.
Gina estudió en el Colegio de Ovejas, Sucre, estaba cursando octavo grado cuando tuvo que pisar tierras ajenas al campo, en donde solo podía estar con familiares lejanos y rostros ajenos. Cuenta que ha dejado a un lado el recuerdo vívido de la masacre, y que, aunque a un lado de su casa se encuentre ubicada la piedra de unos 60 cm de largo con la que fueron asesinados los campesinos con ”la mona’’, (un garrote de hierro, hecho para partir piedras), Gina, ya no quiere que Chengue sea conocido como un pueblo de Violencia o masacre, sino como el pueblo en donde venden y producen una rica miel.
Para Gina Paola, el tejido social poco a poco se ha ido construyendo nuevamente, la identidad de los Chengueros ha vuelto a sentirse sobre el ser campesino, la solidaridad, el trabajo en equipo, los festejos tradicionales, el ser civiles y las memorias de la masacre y el desplazamiento, han pasado a recordarse para conmemorar a las víctimas y familiares de la comunidad.
Después de 24 años de lo sucedido, Gina participa llevando a cabo temas de reconciliación, construcción del tejido social, empoderamiento de la mujer y venta de miel de Chengue para las mujeres empresarias que se dedican a la producción de esta.
La miel de Chengue nace en reconocimiento a la resiliencia del pueblo, a las personas víctimas, campesinos, a sus mujeres, a sus niños, y en palabras de Gina, nace para representar al pueblo mismo, contrario al sabor amargo que dejó la Violencia, nace para dejar cosas lindas con la comunidad, para reintegrarse fraternalmente desde la lucha y resistencia. Con su voz motivadora, sus ojos pensativos, y una media sonrisa, afirma que desde el daño han surgido los Chengueros como el ave fénix para ser reconocidos como personas trabajadoras que quieren aportar a la comunidad y al país desde la agricultura y la apicultura.
Gina, al igual que otras mujeres encargadas de la producción de la Miel de Chengue, han seguido adelante, gracias al trabajo en equipo, con las reuniones de empoderamiento femenino, y tomando cursos de bisutería. Para Gina, lo más importante es la reconstrucción del tejido comunitario y de la imagen de su territorio.
‘’Ya no queremos que Chengue sea recordado como el pueblo en donde hubo una masacre, ahora queremos que Chengue sea reconocido por ser la tierra en donde nace una exquisita miel y aguacates por supuesto, por nuestros hombres agricultores’’ concluye Gina Ortíz.