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Génesis Palacios: cuidando su legado

Por: Sophia Cortés Piñeros

El barrio Ciudadela de Paz para su comunidad es más que un barrio, no se trata del lugar sino lo que este les ha brindado durante tantos años. Para Génesis Palacios, este lugar le ha dado una familia más, llena de anécdotas que recuerda con alegría. Luego de 15 años de haber compartido con sus amigas, que se han convertido en sus hermanas, dice con seguridad que “siempre la una estará para la otra”.

Jugar bajo la lluvia solía ser uno de los momentos que Génesis disfrutaba más. No olvida cómo todos iban, se bañaban y jugaban perdiendo la noción del tiempo y riendo sin parar, un acto tan sencillo se volvió el mejor lugar de escape. Lastimosamente, no se puede decir lo mismo en este instante, las canchas donde solían jugar antes eran difíciles, pero ahora son imposibles, la situación solo se agrava más y más.

Los jóvenes cada vez están más comprometidos con hacer lo que esté en sus manos para ayudar al barrio que los vio crecer, con el propósito de que los niños de ahora puedan evitar pasar por los mismos obstáculos por los que ellos tuvieron que afrontar en el pasado, y hoy permanecen igual.

Para los niños y jóvenes, el Colegio Elisabeth Vassal y las hermanas de Hijas de Santa María de la Providencia permanecerán en sus corazones por la solidaridad y el respaldo desinteresado que han tenido de su parte. Génesis cuenta que con un grupo de jóvenes se ha comprometido a cuidar su legado. “Nosotros prácticamente lo que queremos es ayudar a que los niños tengan un lugar donde estudiar que les quede cerca”, luego de la primaria deben irse a estudiar a colegios fuera del barrio. “Nos teníamos que ir caminando, se imaginará la trocha, sumado con el arroyo de aquí”. En ocasiones, demoraban alrededor de una hora para llegar al internado en 7 de agosto en el que estudiaron bachillerato.

“Ser agradecidos pero también cuidar nuestro legado, porque el colegio vendría siendo nuestro legado”.

A medida que iban saliendo de la primaria se iban sumando más jóvenes a la caminata que se debía hacer para ir al colegio, lo que les daba más seguridad a los padres. No temían por el barrio, Ciudadela de Paz por lo que cuentan siempre ha sido muy seguro, sino por los caminos y las personas de afuera. Una joven fue violada en este mismo transcurso por el que los niños se ven obligados a seguir recorriendo. Este hecho golpeó a la comunidad, las hermanas de Hijas de Santa María enviaron a las niñas a un internado “para evitar eso, para cuidarnos, para protegernos, porque un hecho así nunca debió haber sucedido”, y no podía volver a repetirse. Son las vidas de cada joven que va a estudiar las que se ponen en riesgo. No solo las niñas han sido víctimas, un grupo de niños fue robado quedándose sin pertenencias ¿cuánto más se debe soportar?

“Nuestra voz no se escucha, no nos hacen caso por ser jóvenes”.

“Queremos pedir ayuda porque estamos viviendo de forma inhumana”, dice Génesis tomando la voz por sus compañeros. Sin tener alcantarillado, Ciudadela de Paz al llover se convierte en una pesadilla hecha realidad, que no solo emite un hedor e impide la movilidad en la localidad, sino que también les ha costado vidas. Génesis confiesa que no pensaba compartir esta herida que aún está en proceso de sanación para los habitantes del barrio, pero le pareció pertinente hacerlo. En el mes de septiembre, un joven de 25 años que padecía de epilepsia tuvo un ataque cerca de las calles, al no tener control de su cuerpo cayó en estas aguas en las que adquirió una bacteria y falleció. El episodio se convirtió en el motor que impulsa a jóvenes como Génesis a que el barrio mejore sus condiciones y que hechos como este no vuelvan a suceder.